Con una impresora 3D de unos 20.000 dólares, plástico para modelar y los planos que se pueden conseguir en Internet, cualquiera que tenga algún conocimiento de informática puede hacerse de un arma efectiva en apenas unas horas. Con un poco más de trabajo, en dos o tres días se pueden confeccionar rifles AR15 y Berettas M9 que no hacen sonar los detectores. Un gran avance para la ciencia y la tecnología y una pesadilla para la seguridad del planeta. Las llaman "las armas fantasmas" porque no tienen registro y no son fácilmente detectables.
Con diez impresoras 3D y algunas mentes habilidosas, cualquier grupo terrorista podría hoy hacerse de un arsenal casi tan efectivo como el de las armas convencionales de metal y transportarlo sin ser detectado. O lo que es aún más preocupante, fabricar el arma en el lugar del atentado. "Con la evolución que está teniendo esta tecnología en unos años ya no se necesitaría contrabandear armas o fabricarlas en unos enormes hornos para fundir metales. Un batallón de informáticos provistos de impresoras podrían estar fabricando las armas en el mismo campo de batalla", comentaba un ingeniero militar a la revista IndustryWeek.
El Pentágono pidió a la industria militar que trabaje contra reloj para fabricar en forma masiva detectores de armas creadas por las impresoras y otros métodos eficaces para combatirlas. También, se intenta restringir la venta de estas máquinas fuera de Estados Unidos. Frente a esto aparece, como siempre, un serio problema de intereses económicos. La industria bélica estadounidense está viviendo un boom de ventas. En los primeros ocho meses de este año ya firmó contratos por 46.900 millones de dólares superando el récord del año pasado que había sido de 41.600 millones. Y si las impresoras bajan los costos mientras mantienen la calidad del producto, el negocio podría ser aún más rentable.
Fiscales de ocho Estados interpusieron hace dos semanas una demanda conjunta en una corte federal de Seattle exigiendo que se prohíban las "armas fantasmas" por considerarlas una "seria amenaza a la seguridad nacional". Se referían específicamente a la publicación en Internet de las instrucciones precisas para fabricar pistolas con impresoras 3D. La compañía texana Defense Distributed, recibió en junio el permiso para difundir los planos tras cinco años de batalla en los tribunales. En 2013, los ya los había subido a la red pero el Departamento de Estado, bajo la presidencia de Barack Obama, ordenó que se prohibiera el sitio porque violaba la ley que regula la exportación de armas a otros países. La administración de Donald Trump revirtió la medida dando de nuevo vía libre a Defense Distributed.
A principios de este mes, en pleno debate por la inminente publicación del material, Trump escribió un tweet en el que decía que estaba analizando la cuestión de si ofrecer o no estas armas al público y que estaba consultándolo con la Asociación Nacional del Rifle (NRA). "Eso es como consultar al lobo sobre la seguridad de las ovejas", le respondieron en la red del pajarito. "De todos modos, no me parece que tenga mucho sentido", añadió Trump, aunque no dijo si pensaba tomar alguna medida para frenar la difusión de los instructivos. Una portavoz de la NRA, la poderosa organización que lucha en defensa de las armas, dijo que el tema "es un asunto de libertad e innovación".
El fiscal del estado de Washington, Bob Ferguson, que encabeza la demanda de los ocho estados, sacó una resolución en la que pregunta a la Administración Trump cuál es la razón por la qué "está dando fácil acceso a estas armas a criminales peligrosos". Y alertó de que las pistolas fabricadas con impresoras no serían rastreables por no llevar número de serie, eludirían los detectores de metal y estarían al alcance de cualquiera más allá de su edad, salud mental o historial delictivo.
Los legisladores demócratas presentaron la última semana una propuesta para "hacer frente a la amenaza" que incluye restringir la tecnología de las impresoras a la industria tecnológica establecida sin acceso al gran público.
Defense Distributed ofrece variedad de planos descargables para pistolas y rifles como el AR-15, que fue el más utilizado en las innumerables masacres que permanentemente sacuden el país. El fiscal general de Pensilvania, otro de los demandantes, denunció que en el fin de semana anterior al día anunciado por la empresa para poner los planos a libre disposición, ya se habían detectado en su estado más de mil descargas de planos para construir esos rifles.
Curiosamente, la empresa no se ampara en la segunda enmienda de la Constitución de 1787 que permite portar y usar armas sino que sostiene que su intención de publicar los planos está amparada por la Primera Enmienda, que protege el derecho a la libertad de expresión. Su fundador, Cody Wilson, le dijo al Washington Post que "lo que está en juego acá es el acceso a la información". Wilson tiene 30 años y es un personaje controvertido desde que en 2013 publicó los planos de la pistola imprimible "Liberator". Dice ser un defensor radical de la libertad del individuo y enemigo de la intervención del Estado. Es admirador de Julian Assange, cerebro de WikiLeaks, y afirma que sus ideas emanan del filósofo posmoderno francés Jean Baudrillard. El Southern Poverty Law Center, una organización que sigue las actividades de los grupos racistas estadounidenses, lo define como un producto de "una especie de post-libertarianismo extremo".
Cuando el diario londinense The Guardian le preguntó ¿qué sentiría si alguien mata a un niño con una pistola "Liberator"? respondió que sólo pensaría que "ahora los medios van a armar un gran circo". La revista Wired lo nombró como una de las quince personas más peligrosas del mundo en 2012 y lo volvió a incluir en la lista 2017. También se encontraban en el ranking el ex presidente egipcio Mohamed Morsi y el presidente sirio Bashar al Assad, acusados de graves violaciones a los derechos humanos. En 2017, Wilson creó Hatreon, un sitio de financiamiento colectivo utilizado por grupos neonazis expulsados de sitios web más tradicionales como Patreon y PayPal.
Wilson, nació en Little Rock, Arkansas y siempre fue considerado como una persona excéntrica y muy inteligente. Estudió Literatura Inglesa en la Universidad de Arkansas Central e hizo un semestre de intercambio en China. Después de graduarse en 2010, fue a la facultad de Derecho en la Universidad de Texas. Allí, en su segundo año, comenzó a experimentar con una impresora 3D para diseñar un arma funcional. Tres años más tarde había creado Defense Distributed y publicó los planos de un arma que fueron descargados más de cien mil veces.
Desde entonces, Wilson recibe críticas de casi todos los sectores. YouTube eliminó varias veces sus videos promocionales. Stratasys, la empresa a la que le alquiló una impresora 3D, lo obligó a devolverla de inmediato cuando se enteró para qué iba a usarla. El sitio Indiegogo canceló su campaña de financiamiento colectivo, por lo que Wilson se vio obligado a abrir una cuenta de Bitcoin para recibir donaciones. Una empresa llamada Thingiverse, que publica archivos de diseño creados por usuarios, eliminó todos sus diseños.
La denominada "Campaña Brady" que lucha para prevenir la violencia con armas, fundada por Jim Brady el ex asesor de la Casa Blanca que quedó parapléjico como consecuencia de haber recibido un disparo en la cabeza durante el intento de asesinato del presidente Ronald Reagan en 1981, asegura que "el mercado negro de las impresoras 3D ya fue creado". El presidente de la ONG, Avery Gardiner, dijo que "esto abre la puerta para una verdadera transformación en la manera en que los grupos más peligrosos para la sociedad, los terroristas y los narcotraficantes, tengan un acceso más fácil e ilimitado a las armas".
Los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes ya detectaron intentos por hacerse con impresoras y planos por parte de algunos de los grupos extremistas islámicos que combaten en Siria. "Si esta tecnología se desarrolla y difunde con la rapidez que estamos viendo" -explicaba un experto en armamento a la revista especializada Jane's-, tendremos que desarrollar métodos para contrarrestarla antes de que sea demasiado tarde. Y ya es tarde…"
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