Se trata de algo usual entre delfines, orcas y otros mamíferos, como una expresión de aflicción, pero hasta ahora no se conocía un caso en el que el duelo hubiera durado tanto, según explican los expertos.
Tahlequadh, de 20 años, forma parte de una comunidad de 75 orcas agrupadas en tres manadas que conviven entre el extremo sur de la isla de Vancouver, en Canadá, y las aguas del estado de Washington, en los EEUU.
Esta comunidad está en peligro de extinción, y la orca J35 es un miembro extraordinariamente valioso del clan debido a su potencial reproductivo
"J35 pasó por mi ventana hoy con otras ballenas, y luce vigorosa y saludable. La terrible experiencia de verla llevar a la cría durante al menos diecisiete días y mil millas ha terminado, gracias a Dios", dijo en un comunicado Ken Balcomb, director fundador del Centro de Investigación de Ballenas de los EEUU.
La falta de salmón Chinook, fuente principal de alimento de las orcas, es la razón fundamental de que las crías enfermen y mueran.
El ruido de los barcos confunde también a las orcas e interrumpe su comportamiento natural a la hora de buscar alimento.
La desnutrición en un depredador que necesita nadar 75 millas (120 kilómetros) por día, produce en las orcas un impacto devastador.
Balcomb dijo que J35 probablemente haya perdido otros dos descendientes desde que dio a luz a un macho en 2010.
La preocupación central era que no estuviera nutriéndose adecuadamente, pero los investigadores aseguran que J35 no mostró signos de "cabeza de maní", una condición que apunta a la desnutrición en una orca, a medida que los huesos del cráneo comienzan a mostrarse. "Ha estado comiendo", dijo Balcomb.
Al mismo tiempo, los investigadores de la zona han estado atendiendo a la orca J50, de la misma población, un animal de 4 años y medio que perdió el 20% de su masa corporal y está en riesgo de perder la base del cráneo.
Los biólogos han comenzado a alimentar a la orca, a la que le habían inyectado antibióticos el jueves pasado.
(Con información de EFE)
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