Los duques de Cambridge celebraron el bautismo de su tercer hijo, el príncipe Louis, en una ceremonia que se llevó a cabo en la tarde de este lunes en la capilla real del palacio St. James.
Dos importantes ausencias marcaron el sacramento del pequeño, quien es el quinto en la línea de sucesión al trono británico.
La reina Isabel y Felipe de Edinburgo no concurrieron a la ceremonia religiosa del nuevo integrante de la familia real, nacido el 28 de abril de este año.
Ha llamado mucho la atención la inesperada falta de la monarca, ya que es la primera vez que no participa del bautismo de alguno de los hijos del príncipe William y Kate Middleton.
Horas antes de iniciar el evento, se hizo el anuncio de que la reina no asistiría. Aunque muchos rápidamente especularon que sería por razones de salud, indicaron que se trató de un conflicto de agenda lo que le impidió acompañar a su tercer bisnieto.
Sin embargo, sí estuvieron presentes los abuelos del bebé, el príncipe Carlos y Camila Parker Bowles, así como los padres de Kate Middleton, los tíos, el príncipe Harry y Meghan Markle, Pippa Middleton y su marido James Mathews quienes esperan su primer hijo y los seis padrinos del pequeño, que son amigos íntimos de los duques de Cambridge junto con sus parejas.
Es la primera aparición en público de Louis, desde su presentación en las escalinatas del Hospital St. Mary.
A la ceremonia ingresaron primero los duques de Cornualles, seguidos por el príncipe William de la mano de sus dos hijos mayores, el príncipe George y la princesa Charlotte, y después Kate Middleton con el homenajeado dormido en sus brazos, seguida por los duques de Sussex.
Para la ceremonia el príncipe Louis lució un histórico vestido de encaje y satén que es una réplica de un modelo que la reina Victoria mandó a confeccionar en 1841 para su hija mayor y que desde entonces ha sido usado para todos los bautizos reales, incluido el de Isabel II, sus hijos y sus nietos. Para conservar la pieza original para la posteridad, la reina encargó a su modista, Angela Kelly, una copia de este traje.
Al finalizar la ceremonia, que duró 40 minutos, los invitados se trasladaron al Clarence House, residencia oficial del príncipe Carlos, donde se realizó un té en conmemoración al pequeño.
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