Los socorristas buscaban este lunes a los desaparecidos en unos barrios completamente cubiertos de barro y entre los escombros de viviendas en el oeste de Japón, donde ya murieron 100 personas debido a las lluvias torrenciales.
De esas 100 personas, 87 están declaradas muertas y 13 en estado de paro cardíaco y respiratorio, indicó este lunes un portavoz gubernamental, Yoshihide Suga, en un encuentro con la prensa.
Este balance podría empeorar a medida que avancen las labores de búsqueda de desaparecidos.
"Los rescates, salvar vidas y las evacuaciones están en una carrera contrarreloj", declaró primer ministro Shinzo Abe durante una reunión de crisis en Tokio con los principales ministros. Abe también decidió anular la gira Bélgica, Francia, Arabia Saudita y Egipto que debía comenzar el miércoles, anunciaron este lunes los medios de prensa japoneses.
Un centenar de habitantes de las regiones más afectadas resultaron heridos, según informó la Agencia de Gestión de Incendios y Catástrofes Naturales.
El estado de alerta máxima se levantó en todas partes pero se mantienen las advertencias.
En la ciudad de Mihara, cerca de Hiroshima, la lluvia paró el domingo en la tarde y los habitantes empezaron a constatar la magnitud del desastre.
Masanori Hiramoto, de 68 años, se quedó sin palabras al ver el estado de su vivienda. "No sé ni por dónde comenzar la limpieza", dijo a la AFP este agricultor de esta localidad donde se cultiva arroz.
Los caminos son ríos fangosos que dejan ver de un lado o de otro vehículos abandonados. "Esta área se ha convertido en un océano y me preocupa porque no sé cuánto tiempo permanecerá así", lamentó Nobue Kakumoto, un anciano de la zona de 82 años de edad.
"Las operaciones de rescate se están realizado las 24 horas", indicó Yoshihide Fujitani, un responsable de la gestión de catástrofes de la prefectura de Hiroshima. "También nos estamos encargando de las personas evacuadas e intentamos recuperar las infraestructuras vitales como la red de agua y gas", declaró Fujitani a la AFP.
Unas 300 personas, desde bebés hasta ancianos, también quedaron atrapadas en un hospital en Kurashiki, prefectura de Okayama, donde la crecida del río cercano barrió la zona.
"Se cortó la electricidad y el suministro de agua, estamos enfrentando escasez de agua y de alimentos", explicó por teléfono a la cadena NHK una enfermera.
Los equipos de rescate han sacado en helicópteros a algunas personas del hospital, mientras que otros fueron evacuados en bote.
Una lucha sin tregua
Mutsunari Imawaka, un portavoz de la oficina de gestión de catástrofes de la prefectura de Okayama, explicó a la AFP que la situación era muy difícil de evaluar. "La catástrofe es enorme y trabajamos duro para salvar el mayor número de vidas posible".
"Es una situación anormal frente a un peligro inminente", insistió un responsable de la agencia meteorológica, Yasushi Kajiwara, en una rueda de prensa.
Las lluvias causaron crecidas excepcionales, deslizamientos de tierra e inundaciones, dejando atrapados a numerosos habitantes, a pesar de las órdenes de evacuación de las autoridades locales para más de 2 millones de personas de personas, según informaron las autoridades.
Unos 54.000 integrantes de los equipos de bomberos, de la policía y de las Fuerzas de Autodefensa (nombre del ejército japonés) fueron desplegados en las zonas afectadas, "haciendo lo máximo para salvar vidas", subrayó Abe, pero afrontan grandes dificultades por los problemas de acceso en algunos lugares de zonas de campos.
Los equipos de emergencia por su parte intentaban salvar a vecinos refugiados en los tejados de sus casas.
Muchos pidieron ayuda a través de las redes sociales, escribiendo su dirección postal.
Decenas de casas quedaron parcial o totalmente destruidas por las aguas. Las lluvias superaron un metro en 72 horas en varias regiones. La agencia de meteorología estimó que niveles como estos no se habían alcanzado en varias décadas y calificó estas lluvias de "terribles" advirtiendo que se extenderán hasta el domingo.
Las fábricas (Panasonic, Mitsubishi Motors, Mazda) se vieron obligadas a detener sus cadenas de producción en la región al igual que las empresas servicios como Amazon.
Importantes frentes de lluvia además de tifones, muchas veces mortíferos, suelen golpear al archipiélago nipón durante el verano.
Con información de AFP
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