El conflicto en torno a la Corte Suprema polaca se intensificó este miércoles: apoyada por colegas y simpatizantes, su presidenta ocupó y defendió su puesto mientras que el primer ministro acusó a la Corte de alojar a jueces ex comunistas, autores de "sentencias vergonzosas".
Aclamada por una muchedumbre de simpatizantes, la presidenta de la Corte Suprema polaca, Malgorzata Gersdorf, llegó el miércoles a su oficina y presidió una reunión del colegio de la Corte, confirmando así su rechazo a jubilarse y a aceptar una controvertida reforma del gobierno polaco, también criticada por la Unión Europea.
Tras eso, la mgistrada volvió a explicar en rueda de prensa que la Constitución -que fija que su mandato dura seis años- tiene supremacía respecto a la ley que redujo la ley de jubilación de los jueces de 70 a 65 años.
Para los conservadores en el poder, la ley entró en vigor y Gersdorf, de 65 años, queda automáticamente jubilada.
Si la reforma se aplica, conducirá a la jubilación de 27 jueces de la Corte Suprema. Una "purga", para Gersdorf y una "línea roja" que no hay que cruzar para la Comisión Europea.
El Ejecutivo europeo lanzó el lunes un nuevo procedimiento de infracción contra Polonia para "proteger la independencia de la Corte Suprema" polaca.
Por parte del poder, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, fue preguntado este martes sobre las reformas judiciales en la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo, tras haber pronunciado un discurso sobre el futuro de la UE.
Rápidamente pasó al ataque, afirmando que se trataba de reforzar la eficacia de la justicia y de combatir la corrupción.
"Sentencias vergonzosas"
"No nos den lecciones, sabemos gestionar nuestras instituciones", insistió.
"¿Saben que actualmente hay en la Corte Suprema que ustedes defienden jueces del tiempo del estado de sitio (en 1981, cuando se produjo el golpe del general Wojciech Jaruzelski contra Solidarnosc), que propusieron sentencias vergonzosas?", preguntó, asegurando que su país luchaba "todavía contra la herencia del comunismo".
La situación de la Corte Suprema es confusa: el jefe de Estado Andrzej Duda informó el martes por la tarde a Gersdorf que ya pasaba a jubilarse al haber llegado a los 65 años y que era reemplazada temporalmente por otro juez de la Corte, Jozef Iwulski.
Pero Gersdorf anunció que ella misma designaba a este mismo juez como reemplazante "durante mi ausencia", reafirmando así su intención de conservar el cargo.
Este miércoles, Gersdorf y Jozef Iwulski aportaron algunas precisiones sobre el papel de este último.
"Yo no soy ni un sustituto ni un sucesor de la presidenta de la Corte Suprema, soy simplemente una persona designada para remplazarla durante sus ausencias", dijo. Gersdorf indicó que pensaba irse de vacaciones la semana que viene.
El ex jefe de gobierno y ex opositor Lech Walesa acudió desde Gdansk a la sede de la Corte Suprema para unirse a los manifestantes.
"Los que violan la Constitución son criminales" acusó Walesa, en alusión al partido conservador en el poder. "Si cedemos con los tribunales, esto continuará. Tenemos que hacer todo lo posible para defender" la justicia independiente, añadió el ex presidente, quien prometió que volvería ante la sede de la Corte todas las veces que haga falta.
Para el politólogo Ireneusz Krzeminski, "podemos imaginar una especie de entente entre el juez Iwulski y la presidenta Gersdorf, que permitirá a esta última permanecer en el puesto hasta que haya un nuevo desarrollo de la situación y una señal de Luxemburgo", donde se encuentra la sede del TJUE.
El conflicto entre la mayoría de los jueces de la Corte Suprema y el poder político se inscribe en un marco más amplio que enfrenta a Varsovia con la Comisión Europea, sobre las reformas judiciales realizadas en nombre de una mayor eficacia de la justicia.
Estas reformas son percibidas por sus adversarios como atentatorias contra la separación de poderes y en beneficio del poder político.
Maja Czarnecka para AFP
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