Desde las protestas nacionales de diciembre, las autoridades de Teherán han estado advirtiendo a los ciudadanos iraníes que no se plieguen a las manifestaciones populares que podrían convertir a Irán en "otra Siria". Sin embargo, los eventos de las últimas semanas muestran un peligro mayor para Irán, el de convertirse en "otra Venezuela".
La situación se agravó luego de una convulsionada sesión de la Cámara de Comercio e Industria de Irán realizada en Teherán el pasado domingo, la reunión puso el foco en los temores del empresariado dada la aceleración de la crisis económica por la profundización y severidad de las sanciones provenientes de Washington en los últimos dos meses.
El ministro de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif, participó de la sesión que se extendió por más de cuatro horas. Aunque con su característica sonrisa de siempre, Zarif no pudo dar ninguna buena noticia a los preocupados asistentes. Un empresario, Mehdi Behkish, exigió que el ministro hiciera "algo más que sonreír" para aliviar los efectos de las sanciones. Otro industrial, Ali-Reza Qassemi, advirtió que el desempleo se sitúa en niveles del 13,5 por ciento, y podría elevarse por encima del 20 para finales del año.
La queja generalizada de los empresarios presentes fue que el gobierno "no ha estado pagando la deuda al sector privado desde hace más de un año", lo cual generó un problema de flujo de efectivo en la ya peligrosa situación interna iraní.
La gran preocupación es la pérdida de compradores por parte de Irán en las ventas de su petróleo. El empresario Reza Paydar afirmó que proyecciones de la Cámara muestran que Irán podría tener que reducir su producción diaria de crudo en hasta 700.000 barriles.
Pero entre las preocupaciones principales esta el temor de que la Administración Trump haya decidido profundizar la estrategia de "asfixiar" a la economía iraní en el segundo semestre del año. "Después de 12 años de sanciones, aprendimos cómo hacer frente a la situación", declaró el empresario Hussein Shafei. "Sin embargo, ahora, enfrentamos una situación extremadamente mucho peor con Trump".
El ministro Zarif afirmó que compartía las preocupaciones de los empresarios. Aunque no pudo dar las explicaciones que le fueron requeridas sobre el estado actual del "acuerdo nuclear", algo que muchos en Irán y otros lugares creen que está muerto y que es el principal causante de la profundización de la crisis económica en el país.
El hecho es que renunciar formalmente al "acuerdo nuclear" privaría a la presidencia de Rohani de su única iniciativa política importante y del único éxito diplomático y político. No obstante, muchos temen que Irán tenga que aceptar la realidad de que el "acuerdo nuclear" es el mayor problema para avanzar hacia el desarrollo de una estrategia económica alternativa.
Los esfuerzos para encontrar esa estrategia estuvieron incluso en el centro de los debates en una sesión cerrada del Majlis (Parlamento) Islámico la semana pasada donde asistieron seis ministros del gabinete y el primer asistente de Rohani, Eshaq Jahangiri.
Según fuentes de la sesión recogidas por la prensa, nueve miembros pidieron a Rohani que renunciara o al menos reorganizara su equipo económico y diplomático.
Entre las fuertes quejas contra el presidente Rohani se dejo constancia "de los temores de la ciudadanía de que la economía se ha convertido en un tren sin conductor que se dirige hacia un acantilado, siendo ese el principal disparador de las movilizaciones callejeras y el descontento popular". Sin embargo, en lugar de calmar esos temores, Jahangiri le pidió tajantemente a los integrantes del Majlis que acallaran sus reclamos y aguantaran.
En los próximos meses muchas fábricas se cerrarán, reconoció Jahangiri. No obstante su sinceridad, la única propuesta concreta que tuvo fue explicar que Rohani dividirá el actual Ministerio de Industria, Comercio y Minería en dos departamentos separados, presumiblemente con la designación de nuevos ministros que reemplazaran a los que sean despedidos.
El lunes, los mismos temores encontraron eco en el Gran Bazar en Teherán, que cerró sus puertas por primera vez en 40 años como medida de huelga y descontento con el curso de la economía del gobierno.
Tanto en la Cámara de Comercio, como en la sesión de emergencia de Majlis y en la huelga del Gran Bazar, los gritos y la consigna escuchada fue: "Renuncia y vete a casa", en alusión al presidente Rohani.
El Gran Bazar en Teherán, que cerró sus puertas por primera vez en 40 años como medida de huelga y descontento con el curso de la economía del gobierno
"Como van las cosas, bien podemos ser la próxima Venezuela", advirtió Sadeq Kalam, un académico que en su tiempo estuvo cercano a la facción "moderada" liderada por el presidente Hassan Rohani. Kalam declaro también al diario Kayhan que: "El enfoque de la mala gestión económica actual podría producir los mismos resultados".
Lo que complica más las cosas es la creciente incertidumbre sobre quién está a cargo de la política económica. El Guía Supremo, Ali Khamenei ha nombrado un sombrío "Consejo de Resistencia Económica" con la misión de reorganizar la economía iraní sobre la base de la "autosuficiencia"
Como primera medida, y en esa dirección, el Banco Central de Irán introducirá un sistema de tres niveles de paridad cambiaria para el rial iraní que ha caído a un mínimo histórico en su cotización actual.
Para reforzar el sistema propuesto, el "Consejo" ya ha publicado la lista de 1.400 productos de importación no esenciales para los cuales no habrá divisas disponibles. Sin embargo, cualquier decisión del "Consejo" tendría que ser aprobada por la oficina de Khamenei, lo que significa que el gabinete de Rohani tendrá ahora una función secundaria sobre la política económica y la decisión final sobre cualquier medida en materia de la economía la tendrá el Guía Supremo.
Los opositores del presidente Rohani dentro del establishment planean usar la inminente crisis económica como una plataforma de lanzamiento para forzar su renuncia y la celebración de elecciones presidenciales anticipadas. Entre los que promueven la idea está Hussein Mussavian, un ex asesor del fallecido presidente Hashemi Rafsanjani.
Massavian sugiere que Irán debería prepararse para luchar, ya sea formando un nuevo gabinete o incluso diciéndole adiós a Rouhani, según publico el diario Kayhan castigando al presidente por no cumplir ninguna de sus 160 promesas al asumir la gestión.
Sin embargo, no está claro si Khamenei estaría dispuesto a usar su poder religioso y constitucional para destituir a Rohani. El Guía Supremo podría no desear eliminar la máscara democrática del régimen entregando la presidencia a uno de sus generales.
La idea de un general a cargo de Irán se hizo eco por primera vez el mes pasado por el Secretario de Relaciones Exteriores británico Boris Johnson en un discurso en la Cámara de los Comunes cuando dijo que el Comandante del Cuerpo de Quds, el General Qassem Soleimani podría tomar el control. No obstante, otros nombres también están circulando, incluyendo al ex Comandante de la Guardia Revolucionaria Islámica, el General Yahya Safavi, quien había evaluado presentarse para la Presidencia en 2005.
La facción de Rohani todavía espera capear la tormenta. Su esperanza es que los europeos asegurarán suficientes activos para evitar que la economía de Irán se derrumbe por completo. Eso seria muy positivo para el presidente pues le permitiría a Rouhani afirmar que el "acuerdo nuclear" sigue vigente, aunque deba admitir que a un nivel más limitado.
Rohani esta comprando tiempo, y ello no esta mal, pues le permitiría a la República Islámica esperar las próximas elecciones intermedias estadounidenses de noviembre con la esperanza de que los demócratas se hagan con el control del Congreso, impidiendo así que Trump tome medidas aún más severas contra Irán. Mientras tanto, la crisis económica se profundiza y la Cámara de Comercio de Irán reporta la pérdida de un promedio de 1.000 empleos por semana.
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