Eran las 05.30 de la mañana del sábado y todo estaba listo para el lanzamiento en la isla de Hokkaidō. Momo-2, un cohete no tripulado de 1 tonelada, 10 metros de largo y 50 centímetros de diámetro, iba a ser el primero desarrollado por una empresa privada japonesa en llegar al espacio.
Pero las cosas no salieron como estaban planeadas. El aparato despegó, pero apenas llegó a subir unos metros, cuando el motor se apagó.
El cohete cayó y al tocar el suelo estalló, provocando un incendio. Es el segundo fracaso consecutivo de la empresa Interstellar Technologies, que busca hacer viajes espaciales comerciales.
Takahiro Inagawa, presidente de la compañía, pidió perdón por lo ocurrido. Además, anunció una investigación para determinar las causas.
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