El papa Francisco, que situó la acogida de migrantes en el centro de sus preocupaciones, consideró el jueves que había llegado el momento de "invertir inteligentemente para darles un trabajo y una educación" en sus países de origen, principalmente en África.
"El problema de las guerras es difícil de resolver, el problema de las persecuciones de cristianos, también, en Oriente Medio y en Nigeria", pero "el problema del hambre puede resolverse", juzgó durante una rueda de prensa en el avión que lo llevaba de vuelta de un viaje a Ginebra.
El Pontífice apoyó de este modo la reflexión actual de los Gobiernos europeos sobre un plan de inversiones.
"En el inconsciente colectivo, existe la idea errónea de que podemos explotar África, todavía una tierra de esclavos", lamentó.
En el inconsciente colectivo, existe la idea errónea de que podemos explotar África, todavía una tierra de esclavos
"Esto debe cambiar con planes de inversiones, ¡hay que hacer que crezcan!", defendió, ensalzando "la riqueza cultural de África".
El Papa recordó al mismo tiempo sus cuatro criterios para la acogida de migrantes: "acoger, acompañar, alojar, integrar", pero hacer esto con "prudencia, porque un país debe acoger tantos refugiados como pueda, a los que pueda integrar y educar", precisó.
"Tenemos una ola de refugiados que huyen de las guerras y el hambre, guerra y hambre en tantos países de África, guerras y persecuciones en Oriente Medio", resumió.
El papa felicitó a Italia y Grecia por haber sido "extremadamente generosos" a la hora de acoger, así como a Turquía o al Líbano, pero no hizo alusión alguna al Gobierno italiano, que declaró la guerra a los barcos de las ONG que transportan migrantes.
Italia anunció el jueves que ordenó el secuestro de dos naves de la ONG alemana Lifeline, una de las cuales navega por el Mediterráneo con más de 200 migrantes a bordo, para comprobar la correspondencia entre su bandera holandesa y su nacionalidad.
El Aquarius, un navío humanitario fletado por la organización francesa SOS Méditerranée, fue recibido el domingo en Valencia (España) una semana después de que Italia y Malta rechazaran autorizarlo para atracar en sus puertos.
Los 630 migrantes que el barco transportaba inicialmente fueron en parte transferidos a dos barcos italianos, que también atracaron en Valencia.
El papa Francisco regresaba de Ginebra, donde fue invitado por el Consejo Ecuménico de las Iglesias (COE), una institución que celebra sus 70 años y que representa, con 350 Iglesias miembros, a unos 500 millones de protestantes y de ortodoxos.
(Con información de AFP)
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