Las redes sociales afectan las relaciones entre las personas de maneras específicas: el ghosting, por ejemplo, que se oficializó como término en 2006, describe el modo en que una persona que tenía un vínculo cotidiano con otra (era su pareja, o su amiga) corta toda comunicación, se convierte en un fantasma. Y ahora se ha popularizado el orbiting, que va un paso más allá del ghosting: la persona corta toda comunicación pero sigue las cuentas de aquella otra a la que dejó de hablarle o responderle los mensajes, y retuitea sus publicaciones, le suma "me gusta" o comenta sus fotos.
Orbitar a alguien, mantenerse en su órbita, dar vueltas a su alrededor, realiza un clásico de la manipulación psicológica: la confusión. Si una persona desapareció de la vida física de alguien y se niega a cualquier forma de contacto iniciado por ese otro, le da un mensaje contradictorio al mostrar que la observa en Snapchat, Instagram, Facebook o Twitter.
La creadora del término, Anna Lovine, explicó en Man Repeller que el orbiting "te mantiene lo suficientemente cerca como para que ambos se puedan observar y lo suficientemente lejos para nunca tener que hablar".
Narró en el artículo: "Comencé a salir con un hombre —llamémoslo Tyler— hace unos meses. Nos conocimos en Tinder, naturalmente, y luego de nuestra primera cita nos agregamos mutuamente en Facebook, Snapchat e Instagram. Luego de nuestra segunda cita, dejó de responder mis mensajes de texto. Pronto entendí que la historia se había terminado, pero en los días siguientes noté que él observaba cada una de mis historias en Instagram y Snapchat, y que solía ser una de las primeras personas que lo hacían".
Lovine lo volvió a contactar; Tyler volvió a ignorarla. Entonces lo dejó de seguir o dejó de ser su amiga en todas las plataformas. Eso funcionó en Snapchat y Facebook, donde él ya no podría ver sus publicaciones, pero no en Instagram, donde si él la buscaba por su nombre, podía seguir mirando sus fotos y videos, y comentar.
"Eso no es ghosting. Eso es orbiting", escribió. "Cuando más describía la conducta de Tyler a mis amigos, más advertía hasta qué punto era algo difundido".
Sufrir el orbiting de alguien, según BBC, "es doblemente frustrante que ser víctima del ghosting, lo que no parecía posible". La cadena consultó a la psicóloga Persia Lawson, quien cree que el orbiting es una acción especuladora: "Es una manera de mostrarte, 'Mira, todavía estoy aquí', sin tener que estar dentro de una relación. Se mantiene la comunicación abierta en caso de que decidan que quieran retomarla otra vez".
En The Daily Beast, Taylor Lorenz aludió a esta práctica como un cálculo: "Quieres mantener a alguien dentro de tu juego, o no quieres eliminarlo del todo". No cuesta casi nada: un like, un comentario breve o un emoji, a diferencia de un mensaje directo que implica alguna forma de contacto real.
El problema, señaló Lawson, es que el orbiting es debilitante para quien lo sufre. Algunas personas se enganchan en el análisis de las señales que esa ex relación les deja en sus cuentas en redes para dar con una clave de qué les interesó, por ejemplo. "No hay que abrirse a eso", agregó. "Hay otras personas que quieren pasar el rato con uno".
NBC señaló que la práctica no se limita a la ex parejas, sino que algunas personas también descubrieron que "amigos y familiares de los que se habían distanciado también los orbitaban".
La cadena consultó a la psicóloga Michelle Crimins, quien señaló que "como seres sociales tenemos tendencias voyeurísticas". Mostró, como ejemplo, que "estamos pegados al chisme". Antes, dijo, sólo había medios sensacionalistas, y luego se sumaron los realities. "Ahora las redes sociales son reality shows de gente a la que conocemos. ¿Hay algo más salaz que eso?", agregó.
Crimins señaló que mucho del modo de interactuar en estas plataformas es automático: "Los 'me gusta' o el hecho de que alguien mire una historia no significa necesariamente algo". Sin embargo, el orbiting causa un efecto negativo real sobre la psiquis humana, como todo mensaje confuso. "Estas situaciones tienen tantos matices. La gente se confunde todo el tiempo acerca de cómo los demás utilizan sus redes sociales y qué significa estar conectado con otro".
Es difícil no pensar por qué el otro hizo algo como, por ejemplo, no responder un texto pero poner un emoji de corazón como comentario a un video. "Para algunos es triste, para otros es halagador, para otros es fuente de esperanza", dijo Criminis. "Pero en general deberíamos preguntarnos cómo nos sentimos en las redes sociales. Que todo el mundo lo haga no quiere decir que todo el mundo se tenga que sentir bien".
Ante el orbiting, señaló que es fundamental establecer límites, pues puede hacer más difícil que una persona se recupere de una ruptura y siga adelante. "Hay que considerar la posibilidad de bloquear o dejar de seguir", dijo, sin perder de vista que no tiene por qué ser una decisión permanente, pero en el momento ayudará a superar el malestar.
También hay que preguntarse qué papel ha jugado uno: si uno no ha dejado de seguir al que orbita. "Tenemos que prestar atención a nuestros sentimientos, de modo tal que cuando los efectos negativos comienzan a superar a los positivos, estamos a tiempo de detenernos", concluyó.
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