Rusia ha multiplicado en los últimos tiempos las expulsiones de misioneros extranjeros, sobre todo después de la adopción de una serie de leyes "antiterroristas".
En marzo, el ministerio del Interior ordenó la expulsión del rabino de Omsk, una ciudad de Siberia, el israelí Asher Krishevsky.
Krichevsky fue acusado de haber "socavado el orden constitucional de Rusia" y se le canceló su permiso de residencia, dijo a la AFP un funcionario de la sinagoga de Omsk.
"Ni el rabino ni su abogado fueron informados de la naturaleza exacta de esta acusación porque el caso fue clasificado de inmediato como secreto", dijo el funcionario, que pidió el anonimato.
El rabino intentó en vano impugnar la decisión en un tribunal y ahora está considerando apelar en el Tribunal Supremo de Rusia.
Con el caso de Krishevsky, suman en total nueve rabinos, de Israel, Estados Unidos y Canadá, que tienen desde 2003 orden de expulsión de Rusia bajo diferentes pretextos.
En febrero de 2017, fue el caso del rabino de Sochi, el estadounidense Ari Edelkopf, también acusado de haber amenazado el orden constitucional.
En enero de 2018, el rabino de la región de Uliánovsk (Volga), el estadounidense Yosef Marozov fue expulsado con su esposa y sus seis hijos, acusado de extremismo.
Las autoridades rusas nunca explicaron concretamente en qué consistían sus delitos.
"Es una práctica humillante", dijo indignado el presidente del Congreso Judío de Rusia, Yuri Kanner, al ser consultado por la AFP.
"¿Cuál es este orden constitucional que puede estar amenazado por los rabinos?, ironizó.
– Operaciones de "limpieza"
El estado ruso reforzó el control sobre los misioneros religiosos tras adoptar en 2016 una serie de enmiendas "antiterroristas" en la llamada "la ley Yarovaya", nombre de la diputada oficialista Irina Yaroyava, quien propuso el texto.
La expulsión de rabinos es "una consecuencia de la ley Yarovaya", estimó la analista Olga Sibiriova del centro de estudios Sova en Moscú, experta en libertad religiosa.
Según la analista, los rabinos son víctimas de una "operación de limpieza que atenta contra los misioneros extranjeros y principalmente organizaciones religiosas consideradas como sectas".
"Pero es absurdo sospechar de extremismo a los rabinos que trabajan en Rusia desde hace años", agregó Sibiriova.
La Federación de Comunidades Judías de Rusia (FEOR) subrayó que las recientes expulsiones se inscriben en "un nuevo escenario".
"Antes eran expulsados por supuestos delitos menores, como infracciones de tránsito. Hoy en día, las expulsiones están relacionadas con acusaciones de los servicios secretos", dijo el portavoz de la FEOR, Boruch Gorin.
Son casos judiciales "clasificados como secretos e incluso los abogados no tienen acceso a ellos", indicó.
Expulsados por igual
Misioneros extranjeros, bautistas, pentecostistas y mormones, también están en la mira de las autoridades.
En agosto de 2016, seis mormones estadounidenses fueron expulsados, acusado de haber violado los procedimientos de registro de extranjeros ante las autoridades. A mediados de 2017, fue el turno de cuatro misioneros bautistas surcoreanos que entraron a Rusia como turistas sin declarar sus actividades religiosas.
En enero de este año, ordenaron la expulsión de un estudiante de Zimbabwe que publicó un video en redes sociales invitando a una iglesia protestante.
El tribunal estimó que, según la nueva ley, era una actividad ilegal.
El Kremlin niega que estas expulsiones obedezcan a una tendencia general.
"No podemos dar una opinión general sobre el tema. Hay que examinar cada caso en particular", estimó Dmitri Peskov, portavoz de Vladimir Putin.
Con información de AFP
MÁS SOBRE ESTE TEMA: