Hace una década el Liceo Groen van Prinsterer, de Holanda, fue una de las 300 escuelas que comenzó el programa Gelukskoffer, que desde entonces ha enseñado clases de felicidad a unos 20.000 menores, y se espera que alcance a todos los centros de educación holandeses hacia 2020. Si bien el país es uno de los que siempre se destaca en los rankings mundiales de calidad de vida, asombra que, según una nueva encuesta, hasta en una etapa difícil como la adolescencia sea la nación donde vive la gente más feliz del mundo.
Un reciente estudio sobre las conductas saludables de los jóvenes escolarizados (HBSC, un programa de la Organización Mundial de la Salud), que durante cuatro años investigó a menores en 48 países, volvió a encontrar que los niños y los adolescentes de Holanda se destacan en felicidad y bienestar.
"Es un contraste pronunciado con el paisaje en países como Gran Bretaña, donde la depresión y la ansiedad están en aumento entre los adolescentes", señaló The Guardian al anticipar los resultados de la investigación, que se publicarán más adelante en 2018. También con los Estados Unidos, donde otro informe, de 2010 a 2015, advirtió que la depresión y el suicidio entre las personas de 13 a 18 años aumentaron 33% y 23% respectivamente.
El cuestionario de HBSC constó de 90 preguntas que respondieron 7.000 adolescentes holandeses, por gestión del Instituto de Investigación Social de los Países Bajos. Simone de Roos, quien participó en la realización, explicó al periódico británico: "Los niños holandeses tienen en general interacciones positivas en todos sus ambientes sociales. Tienen un ambiente de apoyo en sus casas, entre sus amigos y también en la escuela".
Los padres holandeses, agregó, "brindan mucho apoyo y ejercen un control mediano". Eso genera "un clima igualitario", que se repite en la escuela, donde "los maestros no son autoritarios, sino que aceptan los sentimientos de los alumnos, y los alumnos confían en los maestros".
Otros factores que, según el análisis, pueden incidir en el resultado de una mayor felicidad es que Holanda se encuentra entre los cinco primeros países donde los jóvenes desayunan en los días de semana y miran televisión por más de dos horas, y entre los últimos cinco países donde los adolescentes tienen sobrepeso e inician la vida sexual antes de los 15. En promedio, sufren menos bullying que los chicos en otros países del mundo. También les resulta más sencillo hablar con sus padres.
Los niños holandeses tienen en general interacciones positivas en todos sus ambientes sociales. Tienen un ambiente de apoyo en sus casas, entre sus amigos y también en la escuela.
Los resultados del HBSC son coherentes con otro estudio, que la Oficina de Estadísticas de Holanda realizó en 2016 sobre 4.000 encuestados entre 12 y 25 años, que ubicaron su nivel de felicidad en 8,4 sobre 10 puntos. Al aplicar el patrón de preocupaciones humanas (una categoría que creó el investigador de opinión pública estadounidense Hadley Cantril), el 94% de los adolescentes varones dijo que de 6 puntos para arriba, y el 92%, las adolescentes.
"Desde luego, el estado general del país ayuda", observó The Guardian. "En los Países Bajos hay poco desempleo, relativamente escasa desigualdad social y una economía saludable". Según Ruut Veenhoven, director de la Base de Datos Mundial sobre Felicidad, estos adolescentes sienten menos presión por "ser buenos".
En comparación con los demás pueblos de Europa, dijo al diario británico, "los holandeses y los daneses son más tolerantes y se concentran más en el desarrollo de la autonomía que en obtener obediencia". Los menores tienen así más libertad para hacer lo que desean, "y al hacer lo que desean, desarrollan una idea de lo que realmente les gusta, y desarrollan habilidades sociales. Un niño feliz puede no ser un niño destacado".
Dani Karremans, de 16 años, explicó que el bullying no prospera en su escuela, el Liceo Groen van Prinsterer. "Si comparo las cosa con otros países y en especial otras escuelas, se escucha que la gente sufre bullying, a veces serio. Acá uno no ve eso. Si alguien trata de hacerme bullying, lo ignoro. Tengo mis propios amigos con los que me llevo bien. No tengo una 'imagen social', ni creo que le tenga que caer bien a todo el mundo". El muchacho usa Facebook mucho menos que su padre, agregó.
Tjalling Appelhof, de 14 años, cree que la cuestión es simple, dijo al diario británico: "En Holanda somos ricos, muchas de las cosas para chicos están bien organizadas, como la escuela y la salud, y si la gente es pobre tratamos de ayudarla. A lo mejor por eso es que los menores somos felices. Llueve mucho, pero uno se acostumbra", remató.
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