Tras la suspensión de las maniobras militares junto a Estados Unidos frente a la amenaza de Corea del Norte, Corea del Sur cambió de foco y dio inicio este lunes una ronda de ejercicios para ensayar dos escenarios de defensa contra un improbable ataque japonés sobre las islas Dokdo, frente a sus costas orientales.
En consecuencia Tokio "protestó firmemente" contra las maniobras surcoreanas, considerándolas "absolutamente inaceptables, totalmente lamentables" y exigió su suspensión en un comunicado.
"El ejercicio de defensa de Dokdo es una rutina destinada a impedir una invasión por fuerzas exteriores", declaró por sur parte Choi Hyun-soo, portavoz del ministerio de Defensa de Corea del Sur.
Desde el final del periodo colonial japonés en la península coreana, Seúl controla esas islas del mar de Japón, que Tokio reivindica bajo el nombre de Takeshima.
Japón acusa a Corea del Sur de ocuparlas ilegalmente.
Esas maniobras tienen lugar días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara el final de los ejercicios conjuntos con Corea del Sur, destinados a contener las amenazas procedentes de Corea del Norte.
La suspensión se realizó como gesto de buena fe en el marco de la reducción de tensiones con Pyongyang materializada en la histórica cumbre entre Trump y el líder Kim Jong-un, que tuvo lugar la semana pasada en Singapur.
Tokio fue el único país en rechazar la medida, alegando que los "juegos de guerra" son "vitales" para mantener la presión sobre Pyongyang.
Lo cierto es que aunque una guerra con Japón por las islas Dodko es improbable, Corea del Sur lleva a cabo esos ejercicios dos veces al año desde 1986, aunque el contexto de esta nueva edición parece haber potenciado sus efectos.
Además las relaciones entre los dos países, ambos aliados de Estados Unidos, están empañadas por conflictos políticos de larga data y territoriales.
De hecho el antagonismo histórico con Tokio es una causa que une a ambas coreas, que estuvieron ocupadas bajo el brutal dominio del imperio japonés entre 1910 y 1945.
Es precisamente debido a este hecho que la península acabó dividida en dos áreas de influencia tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, con un sur controlado por Estados Unidos y un norte bajo dominio de la Unión Soviética, dando origen a las dos repúblicas y una cruenta guerra (1950-1953) cuyos efectos aún se mantienen.
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