El deporte es una manera de sublimar pacíficamente la competencia por el poder que hay entre los distintos países del mundo, que históricamente se resolvía a través de la guerra. Pero está claro que tener mejores jugadores de fútbol dice poco acerca del éxito de una nación.
Por ejemplo, si lo que estuviera en juego fuera el desarrollo, entendido como la capacidad de los países para resolver con efectividad los problemas de sus ciudadanos, el Mundial de Rusia 2018 sería muy distinto.
El Índice de Desarrollo Humano (IDH), que elabora el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, condensa en un número la riqueza, el nivel educativo y la esperanza de vida de la población. Considerando las 32 naciones que participan de la Copa del Mundo de Rusia 2018, los dos mejores son Suiza y Australia, que suman 0,939 puntos sobre 1.
El duelo no se ve en la final, ya que por cómo está conformado el cuadro se encuentran antes, en la semi. Los suizos se imponen por penales: les sacan algunas centésimas a los australianos. En el partido decisivo, le ganan a Alemania, que suma 0,926 de IDH. El otro semifinalista es Dinamarca, con 0,925.
Los africanos son eliminados en la fase de grupos. El que queda más lejos es Senegal, con 0,494. Luego siguen Nigeria (0,527), Marruecos (0,647), Egipto (0,691) y Túnez (0,725).
Tampoco les va demasiado bien a los latinoamericanos. Los únicos que pasan a octavos de final son Argentina (0,827), que es eliminado por Australia, y Costa Rica (0,776), que pierde ante Alemania.
Otro campo en el que podrían competir los países es la transparencia, un requisito fundamental para el buen funcionamiento del estado. Tomando los datos del Índice de Percepción de la Corrupción que hace Transparencia Internacional, el campeón es Dinamarca, que suma 88 puntos sobre 100. En la final se impone a Suecia (84).
El segundo mejor es en realidad Suiza, con 85, pero pierde en la semi con Dinamarca. En cuarto lugar queda Australia, con 77 puntos, a pesar de que Inglaterra (82) y Alemania suman más puntos (81).
Los datos muestran que desarrollo y transparencia son variables muy emparentadas. Una favorece a la otra, y viceversa. Por eso, no llama la atención que a los africanos y a los latinoamericanos les vaya mal.
En el último puesto queda Nigeria, con 27 puntos, y compartiendo el penúltimo están México y Rusia, con 29. El que llega más lejos es Uruguay (70), que pierde en cuartos de final con el campeón. Costa Rica (59) es eliminado en octavos, por Suecia.
Si el Mundial definiera a los mejores en turismo, que serían los países que reciben mayor número de visitantes al año, los finalistas serían dos de los favoritos en la Copa del Mundo de fútbol. Según datos de la Organización Mundial del Turismo, Francia, que ostenta 82.6 millones de turistas, se corona ante España, que reciba a 75.5 millones.
Muy lejos quedan los otros semifinalistas: Inglaterra (35.8 millones) y Alemania (35.5 millones). El latinoamericano mejor ubicado es México, que pierde en cuartos contra los ingleses. Está quinto, con 34.9 millones de visitantes.
Dos africanos están nuevamente entre los peores: Senegal (1 millón) y Nigeria (1.25 millón). Muy cerca quedan dos europeos: Serbia (1.2 millones) e Islandia (1.7 millón).
El Mundial de los africanos sería el de la Fe. El campeón es Egipto, donde el 97% de la población se reconoce religiosa, según una encuesta de WIN-Gallup International. En la final derrota a Senegal, que alcanza un 96 por ciento.
Los otros dos que llegan a semis son Túnez y Arabia Saudita, ambos con 93 por ciento. También es una competencia con mucha presencia de latinoamericanos en las instancias decisivas. Perú (82%), Brasil (79%) y Costa Rica (79%) pierden en cuartos. Argentina (72%), México (68%) y Panamá (81%) se quedan en octavos.
En este torneo les va mal a los más desarrollados, lo cual sugiere que hay una relación inversa entre religión y progreso socioeconómico. El último es Japón, con 13%, y luego siguen Suecia (19%), Inglaterra (30%), Alemania (34%) y Australia (34%).
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