El famoso chef norteamericano que se suicidó este viernes en Francia admitió en una entrevista a The Guardian en enero de 2017 que "era un alma infeliz, con problemas de adicción a la heroína y al crack".
Anthony Bourdain, hablando de ese problema como algo superado, reconoció haberse dado cuenta de que había hecho daño a demasiadas personas. "Herí, ofendí y decepcioné a muchas, muchas personas. Me arrepiento muchísimo, y es una pena con la que tendré que vivir siempre", contó al diario británico.
Era un alma infeliz, con problemas de adicción a la heroína y al crack
En aquella confesión de hace 17 meses, Bourdain describió sus problemas de ira desenfrenada, y celebró el hecho de haber podido dejar de lado su actitud abusiva sobre cocineros, camareros y responsables de limpieza. El chef se dio cuenta de que su actitud era contraproducente, manejó su carácter y se sintió orgulloso de poder haber controlado su problema. "En mis últimos años como chef, no importaba si me enfadaba con los trabajadores, porque al final del día todos éramos capaces de compartir una cerveza. Me enorgullezco de esos últimos años", apuntó.
En la recta final de su carrera como chef, Bourdain conservó su capacidad para disgustarse y ser sarcástico, pero eliminó los gritos a sus compañeros: "Es terrible hacer sentir a la gente como si fueran estúpidos por trabajar duro para ti".
Asimismo, el chef neoyorquino declaró que solo se sintió verdaderamente feliz y satisfecho cuando fregaba platos en un restaurante en Massachusetts. Fue su primer trabajo.
Estoy en mejor forma de lo que probablemente haya estado alguna vez
"No había filosofía de la qué preocuparse. Los platos tenían que ir a la lavadora y salir perfectos, hacer eso rápidamente y ser competente", relató. "El día que me promovieron a freír papas fritas estaba feliz".
También contó el clima adverso en el que creció. El neoyorquino se describió a sí mismo como un adolescente "tímido, torpe e incómodo". En ese período de juventud, Bourdain comenzó a probar las drogas, de acuerdo con su biografía.
Hacia el final de la entrevista, se mira al espejo y describe su cuerpo: "No hay demasiado daño", dice satisfecho. "Estoy en mejor forma de lo que probablemente haya estado alguna vez. Viajo 250 días al año. Estoy delgado. Mi panza de alcohol se ha ido y hago jiu-jitsu brasileño todos los días".
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