El Parlamento de Suecia aprobó esta semana, con el respaldo de todos sus partidos, una ley por la que cualquier acto sexual sin consentimiento expreso será considerado violación.
La nueva norma, que entrará en vigor el 1 de julio, descarta el requisito de violencia, amenazas o aprovechamiento de la indefensión, para que un acto sea considerado violación. Se trata de un cambio de paradigma trascendental para acabar con la violencia sexual.
Suecia se convierte así en el décimo país de Europa occidental en adoptar una legislación de este tipo junto a, entre otros, Gran Bretaña, Bélgica, Islandia y Alemania.
El consentimiento no deberá ser necesariamente verbal, sino que también puede producirse a través de gestos o "de alguna otra manera", según la ley, que señala que, en caso de duda, el autor de los hechos deberá probar que la participación fue voluntaria.
La reforma legal implica además la creación de dos nuevos delitos, violación y ataque sexual por negligencia, con una pena máxima de cuatro años de prisión.
La condena mínima para violación grave y violación grave contra menores de 15 pasa de cuatro a cinco años, según la reforma legal, que incluye también una recomendación al próximo Gobierno -Suecia celebra legislativas en septiembre- para elevar de dos a tres años la pena mínima por violación en grado normal.
"Se ha terminado con el punto de vista de 'pobrecitos los hombres' y que es tan difícil hacer algo", afirmó en el debate parlamentario previo la diputada socialista Linda Snekker.
Otra parlamentaria, la liberal Maria Arnholm, consideró el cambio legal "un paso más" para lograr el objetivo del respeto total a la sexualidad de cada persona.
Amnistía Internacional (AI) señaló en un comunicado que la aprobación de la nueva ley supone "una enorme victoria" para los derechos de las activistas suecas.
"Este cambio legal convertirá a Suecia solo en el décimo país en Europa que reconoce que el sexo sin consentimiento es violación. La mayoría de países aún define la violación basándose en la fuerza física, la amenaza y la coerción", dijo Anna Blus, experta en derechos humanos de esa ONG.
“La mayoría de países aún define la violación basándose en la fuerza física, la amenaza y la coerción”
La reforma fue presentada a finales del año pasado por el Gobierno rojiverde sueco en minoría.
"Debería ser obvio. El sexo tiene que ser voluntario. Si no lo es, entonces es ilegal. Si no estás seguro, abstente", dijo entonces el primer ministro sueco, el socialdemócrata Stefan Löfven.
La cuestión de la voluntariedad provocó críticas de varias instancias, como el Consejo Legislativo, a la reforma en su fase inicial, por considerarla ambigua, lo que obligó a introducir modificaciones en el texto.
Mientras que algunos argumentaron que la ley podría ser difícil de aplicar, otros aseguraron que el principal objetivo consiste en modificar la concepción que la sociedad tiene sobre estos episodios.
"Éstas son leyes normativas -expresan lo que es aceptable y lo que no para la sociedad-. dijo Katarina Bergehed de Aministía Internacional Suecia, citada por el New York Times.
Durante su argumentación, Bergehed hizo referencia a una ley aprobada en el país en el año 1979 contra la violencia contra los niños y que, según ella, cambió el modo en que la sociedad veía los castigos físicos contra los menores. "Esperamos que suceda lo mismo en lo que respecta a la nueva ley de consentimiento", agregó.
De acuerdo a la encuesta nacional anual sobre el crimen en Suecia, el número de personas que denuncian haber sido víctimas de crímenes sexuales se ha triplicado desde 2012.
La moción fue presentada en pleno auge de la campaña de denuncias de abusos #MeToo (Yo también), surgida a raíz de las primeras acusaciones contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein y que en Suecia ha tenido especial relevancia.
Miles de actrices, músicas o abogadas suecas han firmado en los últimos meses manifiestos contra el acoso, una campaña que ha afectado incluso a la Academia Sueca, la institución que cada año otorga el Nobel de Literatura.
La denuncia anónima de 18 mujeres contra un artista muy vinculado a esa institución ha provocado un escándalo que ha significado la renuncia de varios miembros y el aplazamiento a 2019 de la entrega del Nobel de Literatura de este año.
Con información de EFE
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