La campaña electoral del referéndum sobre la liberalización del aborto en Irlanda se centró este jueves en convencer a los numerosos indecisos, un día antes de un plebiscito que medirá la influencia social de la Iglesia católica en el país.
Los electores decidirán concretamente si derogan la prohibición constitucional de abortar en todos los casos, salvo en el de peligro para la vida de la madre.
Si la prohibición es en efecto anulada, el gobierno deberá presentar una propuesta de ley que permitirá el aborto dentro de las primeras 12 semanas de embarazo, y después sólo en circunstancias excepcionales, como cuando la vida de la mujer está en riesgo o cuando el bebé probablemente morirá al nacer o antes. El Parlamento tendría que debatir el texto.
Los últimos sondeos dan la victoria a los partidarios del sí, pero su ventaja se ha visto reducida en algunas encuestas y una de cada seis personas sigue indecisa.
En las calles de Dublín abundaban pins, pancartas y todo tipo de parafernalia electoral.
"Tengo muchas esperanzas, porque creo que en Irlanda hemos entendido que hay que acabar con esta crueldad, ya hemos tenido suficiente", dijo a la AFP Ailbhe Smyth, codirectora de la plataforma Juntos por el Sí, que aboga por liberalizar el aborto.
En el otro extremo, Geraldine Martin, vocera de la campaña Ama a los dos, contraria a la derogación, lamentó que el gobierno no haya ayudado a las mujeres con embarazos indeseados.
"En ningún momento el gobierno sostuvo la mano de esas mujeres para preguntarles: '¿Cómo puedo ayudarte? ¿Cómo puedo quitarte presión para que no te sientas tan empujada a abortar?'".
Los 4 electores de Inishfree
Los colegios electorales abrirán desde las 07:00, hora local (06:00 GMT), hasta las 22:00 horas (21:00 GMT). El recuento de los votos será el sábado y se espera conocer los resultados esa misma noche.
En 12 islas remotas del océano Atlántico empezaron a votar ya para asegurarse de que las urnas lleguen a tiempo a los centros de escrutinio.
Así, los cuatro electores de la isla de Inishfree tenían dos horas, a partir del mediodía, para depositar su voto en el único colegio electoral.
Las restrictivas leyes irlandesas sobre el aborto, que puede penarse con hasta 14 años de cárcel, son uno de los últimos rincones legislativos de Irlanda donde se manifiesta la influencia de la Iglesia católica, después de que en 2015 los irlandeses aprobaran en referéndum permitir el matrimonio homosexual.
Según el censo de 2016, el 78% de los 3,7 millones de irlandeses son católicos, pero la asistencia a misa ha caído enormemente.
La Iglesia, en segundo plano
En el referéndum de hace tres años, la Iglesia adoptó una posición mucho más visible y perdió, y en este ha optado por un perfil bajo, en un tema cuya opinión conoce todo el mundo.
Prueba de ello es el comunicado emitido a principios de mes por la Asociación de curas católicos de Irlanda (ACP), que reúne a un tercio del clero nacional, y que dijo no estar en posición de dar lecciones.
"Como líderes de una asociación integrada por hombres solteros y sin hijos, no estamos en la mejor posición para ser dogmáticos en este asunto", dijo la ACP.
“Como líderes de una asociación integrada por hombres solteros y sin hijos, no estamos en la mejor posición para ser dogmáticos en este asunto”
En 1983 Irlanda aprobó introducir en la constitución la prohibición de abortar, por un estrecho margen y con una participación de un poco por encima de la mitad del censo.
La legislación subsiguiente preveía 14 años de cárcel para las mujeres que abortaran. Ello hizo que cada año miles de irlandesas fueran a abortar a Reino Unido, donde es legal.
En 2013 se decidió que las mujeres cuya vida peligraba por el embarazo pudieran interrumpirlo, tras el escándalo causado por la muerte de Savita Halappanavar, que murió al negársele un aborto.
La idea del nuevo referéndum ganó impulso con el caso de Amanda Mellet, que tuvo que viajar a Reino Unido para abortar después de que se detectara que el feto sufría una anomalía mortal y que llevó su caso a la ONU.
Con información de AFP
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