La de Xia Boyu no es una historia más. Es una de superación. Es una de inspiración. De voluntad en estado natural. Puro. Intentó durante 43 años doblegar cada uno de los 8.848 metros que separan la cumbre del Monte Everest del nivel del mar.
Sin embargo, así presentado, no sería el único que recurrió decenas de veces a luchar contra el tiempo, la atmósfera y el oxígeno que componen las barreras más frecuentes en el Himalaya.
En 1975, 43 años atrás, Xia estuvo muy cerca. De lo más alto del Everest y de la muerte. Junto con su equipo ascendieron hasta los 8.600 metros. Pero en ese momento una feroz tormenta invernal los abrazó y no les permitió continuar. Fueron dos días y tres noches en las que las temperaturas bajo cero los golpeó.
Xia fue solidario con un miembro del grupo que cayó enfermo y le prestó su bolsa de dormir térmica. Pero tuvo sus consecuencias: al finalizar la tormenta, sus pies habían quedado entumecidos por una congelación severa.
Amputación. Esa fue la decisión de los médicos al observar la gravedad del asunto. Xia aceptó con resignación oriental el destino y se sometió a la práctica quirúrgica inevitable.
Ese mismo cruel destino le tenía reservado —20 años después— un nuevo sinsabor. Como consecuencia de un raro cáncer de sangre, debieron amputarle las dos piernas.
La obsesión por llegar a lo más alto no lo abandonó nunca. Por el contrario: creció en su interior. Se había convertido en una necesidad. Pero cada vez le resultaba más difícil y fueron varias las frustraciones. En 2014, cuando volvió a intentarlo tras su paso en 1975, no pudo hacerlo. Una avalancha que mató a 16 escaladores obligó a las autoridades a suspender la temporada. Al año siguiente, un terremoto lo obligó a volver. Y en 2016, cuando estaba a apenas 200 metros (¡otra vez!) una ventisca lo obligó a replegarse.
Pero quizás lo que más lo preocupó ocurrió hace pocos meses. En diciembre último. Quizá, la más dura. En ese momento creyó que ya jamás lo lograría. Fue cuando el Gobierno de Nepal decidió prohibir a personas sin extremidades y ciegas escalar el Monte. Lo dispuso para reducir el número de accidentes, de acuerdo con The Washington Post. Tres meses después, una corte superior de aquel diminuto país decidió revertir la medida. La consideró discriminatoria.
Xia se abalanzó. Podía ser su última oportunidad. Consiguió el permiso y se lanzó a la aventura.
Este lunes por la mañana hizo historia. La propia, desde luego, pero también una que quedará marcada en el techo del mundo, como se conoce a la cordillera himalaya. Es que Xia llegó a la cumbre del Everest, convirtiéndose en el tercero en hacerlo sin sus extremidades, pero el primero en haberlo realizado en esas condiciones extremas desde el lado de Nepal.
En abril, cuando el hombre de 70 años estaba preparándose para otro de sus tantos intentos por escalar el monte más famoso del planeta, Xia comentó: "Representa un desafío personal, un desafío al destino. Escalar el Everest es mi sueño. Tengo que hacerlo". Lo había dicho al diario Japan Times. Y cumplió.
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