El acuerdo alcanzado el 14 de julio de 2015 entre Irán y el grupo de potencias integrado por Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Rusia y China fue un punto de inflexión en Medio Oriente. En una región marcada por la inestabilidad, donde los conflictos se resuelven a misilazos, pretendió ser una salida negociada y pacífica a la creciente preocupación occidental con el programa atómico persa.
La decisión que tomó Donald Trump este martes de sacar a Estados Unidos del acuerdo, que había sido pergeñado por su antecesor, Barack Obama, puede ser un nuevo punto de inflexión. Con el argumento de que lo firmado no permitiría "prevenir una bomba nuclear iraní", el Presidente acusó a Teherán de mentirle al mundo, restableció todas las sanciones que habían sido levantadas en 2015 y anunció algunas adicionales.
El ministro de relaciones exteriores de la República Islámica, Mohammad Javad Zarif, ya anticipó que, en respuesta, podrían retomar sus "actividades nucleares a mayor velocidad que antes". El giro sube la cotización del ala más radicalizada del régimen, que estuvo siempre en contra de pactar, y debilita a los moderados, liderados por el presidente Hasan Rohani.
"Los iraníes más decepcionados son los que eran prooccidentales en un comienzo. Es un golpe para la credibilidad estadounidense en la opinión pública iraní y le hace el juego a los duros en Teherán, que presionarán para que haya algún tipo de represalia contra Estados Unidos y contra Israel. Si el gobierno de Rohani es inteligente, podría sumar algunos puntos trabajando con los europeos para conservar algunos elementos del acuerdo", explicó Sara Bjerg Moller, profesora de la Escuela de Diplomacia y Relaciones Internacionales de la Universidad Seton Hall, Nueva Jersey, consultada por Infobae.
Si se siente acorralado, y sin perspectivas de encontrar una salida negociada, no sería extraño que el régimen pretenda fortalecer la alternativa militar. De hecho, ya advirtió que aumentaría el presupuesto de su programa misilístico. Esa posibilidad está causando una peligrosa reacción en cadena en Medio Oriente. Es lo que se vio esta semana en Siria, que fue escenario del fuego cruzado entre Irán e Israel.
La decisión del presidente Trump tendrá un impacto significativo sobre Irán, Medio Oriente y el régimen de no proliferación
Para evitar que crezca la tensión, los otros cinco firmantes del pacto anunciaron que harán lo posible para mantenerlo vigente a pesar de la salida estadounidense. Emmanuel Macron, que estuvo hace dos semanas en Washington tratando de convencer a Trump de ir en otra dirección, dijo que "Francia, Alemania y el Reino Unido lamentan la decisión", pero "permanecen comprometidos a asegurar que el acuerdo sea respetado".
Los cancilleres de esos países se reunirán con su par iraní el lunes, para evaluar la manera de que sobreviva el compromiso. Teherán no descarta esa opción. Pero cuesta imaginar que sea sostenible con Estados Unidos en contra.
Irán y un golpe difícil de asimilar
"La decisión del presidente Trump tendrá un impacto significativo sobre Irán, Medio Oriente y el régimen de no proliferación", dijo a Infobae Gawdat Bahgat, profesor de seguridad nacional en el Centro de Estudios Estratégicos Oriente Próximo Asia del Sur, de la Universidad de Defensa Nacional, Washington DC.
Los lineamientos del acuerdo eran claros. Irán debía reducir su plan de enriquecimiento de uranio a niveles que estén muy por debajo de lo necesario para fabricar una bomba, y garantizar el acceso a observadores externos para verificar el cumplimiento de lo firmado. A cambio, la comunidad internacional levantaba las sanciones que lo estaban afectando profundamente.
La hostilidad persa hacia Occidente desde la Revolución Islámica de 1979 es inocultable. También su apoyo directo e indirecto a organizaciones que han cometido múltiples actos terroristas en las últimas décadas. Si Rohani accedió a negociar un acuerdo inimaginable años antes fue, fundamentalmente, por necesidad.
"La economía iraní sufrirá con la retirada de Estados Unidos porque Washington castigará a cualquier corporación internacional que comercie con el país. Políticamente, los dirigentes de línea dura se sentirán reivindicados por haber dicho que no se podía confiar en Estados Unidos. Es un puñetazo a la agenda de moderación de Rohani", afirmó Shahram Akbarzadeh, especialista en política de Medio Oriente y Asia Central de la Universidad Deakin, Australia, en diálogo con Infobae.
Los números son contundentes. Entre 2012 y 2015, Irán colapsó económicamente. Su PIB se redujo a un ritmo de 9% anual, con exportaciones petroleras que cayeron a la mitad y activos millonarios congelados en bancos extranjeros. La firma del pacto y el levantamiento de las penalidades tuvo un efecto casi automático. El país creció 7% en el último bienio, recuperó los recursos que tenía bloqueados e incrementó sus ventas de crudo.
La comparación entre el antes y el después hace pensar que Teherán estaba interesado en preservar el acuerdo. Lo avala el Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA por su nombre en inglés), encargado del monitoreo, que sostuvo que respetó el trazo grueso de lo acordado, y sólo cometió violaciones menores.
Es un puñetazo a la agenda de moderación de Hasan Rohani
"Irán pagará un precio alto —dijo Bahgat—. Grandes compañías internacionales dudaban de invertir por la preocupación que generaba que Washington repusiera las sanciones. Por eso, con muy pocas excepciones, hubo escasa inversión extranjera. Es poco probable que Europa sea capaz de proveer los beneficios económicos que Irán esperaba extraer del trato. Las principales empresas europeas tienen extensos intereses y vínculos con el mercado estadounidense".
A pesar del pesimismo generalizado de los analistas internacionales en cuanto al futuro del acuerdo, todavía le queda un hilo de vida. Las negociaciones que comenzarán este lunes entre Francia, Reino Unido y Alemania serán determinantes.
"Todo depende de lo que decidan hacer los europeos. Si trabajan con Teherán para rescatar ciertos elementos del compromiso, como sugieren algunos indicios, puede que se amortigüe la presión ejercida por las nuevas sanciones de Estados Unidos. La porción norteamericana del comercio iraní es muy pequeña en comparación con la de Europa. Pero, si Washington impone penalidades secundarias sobre miembros de la UE que hagan negocios con Irán, las cosas se pueden poner más lóbregas", señaló Bjerg Moller.
Se dispara la tensión en Medio Oriente
Trump nunca estuvo de acuerdo con el convenio que había impulsado Obama. Salirse fue una de sus principales promesas de campaña. Si demoró tanto en concretarla fue porque sus primeros asesores en política exterior y defensa le decían que, por más que el documento fuera imperfecto, romperlo podría tener consecuencias más negativas que mantenerlo.
La resolución del martes empezó a cocinarse el 13 de marzo pasado, cuando el Presidente nominó a Mike Pompeo como secretario de Estado, en reemplazo de Rex Tillerson. A diferencia de su antecesor, Pompeo prefiere menos diplomacia y más acción directa en las relaciones con sus enemigos.
El giro hacia una política exterior más dura se concretó el 9 de abril, con la incorporación de John Bolton como asesor de Seguridad Nacional. Este veterano político republicano fue desde el primer momento uno de los voceros más enérgicos de la resistencia al acuerdo nuclear de 2015.
En la medida en que los adversarios de Estados Unidos lo vean más dispuesto que antes a usar la fuerza, pueden reaccionar de dos maneras: ellos mismos empiezan a exhibir poderío militar para no ser considerados rivales demasiado débiles; o, asustados, deponen la actitud hostil y aceptan las condiciones que se les impongan. El problema de esta disyuntiva es que sólo los regímenes que se ven completamente derrotados optan por la segunda alternativa.
"En el corto plazo —dijo Bjerg Moller—, una posibilidad es que los iraníes traten de atacar activos estadounidenses en Siria e Irak, a través de actores no estatales como Hezbollah. En términos más generales, es probable que Teherán se sienta más aislado que antes en la región. Imagino que se intensificará el enfrentamiento entre musulmanes chiíes y suníes, que se desarrolla en Siria y en Yemen".
Los precios del petróleo seguirán disparándose e incluso se podría llegar a una guerra limitada
El otro protagonista de esta trama es Israel, que fue uno de los que más celebró el anuncio de Trump, ya que probablemente sería el país más amenazado en caso de que Teherán logre desarrollar una bomba atómica. Su reclamo de tomar medidas drásticas contra Irán aumentó a partir de su activa intervención en Siria, en apoyo a Bashar al Assad, uno de sus principales aliados regionales. El despliegue militar de su mayor enemigo en la puerta de su casa inquieta mucho al gobierno de Benjamin Netanyahu.
El miércoles, sólo un día después de la ruptura resulta por Trump, las Fuerzas Israelíes acusaron a Irán de perpetrar un ataque fallido con cohetes en los Altos del Golán. En respuesta, desplegaron a su flota aérea para bombardear docenas de objetivos iraníes en Siria.
"Israel, Arabia Saudita y Emiratos Árabes saludaron firme y cálidamente la decisión de Trump. Es probable que busquen sacar ventaja del debilitamiento iraní. Los ataques contra sus aliados en Siria, Irak, Líbano y Yemen se van a intensificar. En resumen, todo Medio Oriente enfrentará mayores incertidumbres políticas y de seguridad", sostuvo Bahgat.
El acuerdo nuclear era un dique de contención para los conflictos que conviven superpuestos en la región, con epicentro en Siria: entre Irán e Israel, entre Arabia Saudita (de mayoría suní) e Irán (de mayoría chií), entre Rusia y las potencias occidentales. El pacto forzaba a Teherán a autolimitarse, y producía el mismo efecto sobre Israel. Sin una negociación de por medio, sólo queda ir al choque, y eso siempre es peligroso en Medio Oriente.
"Lo que pasó va a complicar el frágil ambiente de seguridad en la región", dijo a Infobae Nazir Hussain, director de la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Quaid-i-Azam, en Pakistán. "Hay claras líneas de combate: de un lado, Estados Unidos, Arabia Saudita e Israel; del otro, Rusia, Turquía e Irán. Los precios del petróleo seguirán disparándose e incluso se podría llegar a una guerra limitada", concluyó.
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