Empezó como algo chiquito y aislado. Un grupo de estudiantes de la Universidad de Nanterre, en las afueras de París, inició en marzo de 1968 una serie de protestas contra la Guerra de Vietnam.
El conflicto escaló en abril, cuando se desataron enfrentamientos entre los activistas, que militaban en diferentes agrupaciones de izquierda, y alumnos afiliados a organizaciones de extrema derecha. Las autoridades universitarias convocaron a la Policía, que reprimió violentamente, lo cual desató una reacción de repudio generalizada en la juventud francesa.
El 3 de mayo es la fecha oficial en la que comenzaron los sucesos englobados en el "Mayo Francés". Ese día, estudiantes de Nanterre —entre los que sobresalía el locuaz Daniel Cohn-Bendit— se congregaron en la Sorbona, en la capital, para darle mayor visibilidad a lo que estaba ocurriendo. La Policía volvió a disolver y reprimir la movilización y así terminó detonando la bomba.
El Barrio Latino de París se convirtió en una zona de guerra. Barricadas montadas por miles de jóvenes indignados cortaban las calles y resistían las arremetidas de las fuerzas de seguridad. Los gremios estudiantiles y docentes convocaron a una huelga que se extendería durante varios días. A pesar de los heridos y de las detenciones, las protestas continuaban, cada vez más masivas.
El fenómeno alcanzó escala nacional el 13 de mayo, cuando se sumaron los sindicatos obreros con un paro nacional. La ambición del movimiento iba en aumento. Cientos de fábricas fueron tomadas por sus operarios y la industria quedó prácticamente paralizada. Los sectores más radicalizados ya se animaban a pedir la "abolición de la sociedad de clases".
"Fue la huelga general más grande del mundo, y ciertamente de Francia, con 7 millones de huelguistas en todos los sectores de la vida pública y de la economía privada", dijo a Infobae la socióloga Christine Fauré, directora de investigación emérita del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, que acaba de publicar el libro Mayo del 68. Día y noche (Mai 68 Jour et nuit, editorial Gallimard).
Fue la huelga general más grande del mundo con 7 millones de huelguistas en todos los sectores
La crisis hizo tambalear al gobierno de Charles de Gaulle, héroe de la Segunda Guerra Mundial y fundador de la V República Francesa diez años antes, en 1958. En respuesta a los pedidos de dimisión de los opositores más duros, De Gaulle anunció el 30 de mayo la disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria a elecciones legislativas el mes siguiente. Además, su gobierno le ofreció importantes mejoras salariales a los trabajadores.
Las protestas fueron bajando de intensidad. El triunfo del oficialismo con el 38% de los votos en los comicios del 23 de junio evidenció las limitaciones del movimiento para transformar en lo inmediato las instituciones políticas francesas.
"Si uno quisiera plantear el argumento de que 1968 fue un intento de revolución, entonces fue un fracaso. ¿Pero era realmente el objetivo hacer una revolución? Una interpretación más matizada sugeriría que fue un intento de producir un cambio. Y, si bien en el corto plazo pareció que las cosas volvieron a la normalidad, lo cierto es que los eventos de 1968 fueron un punto de quiebre extremadamente importante en la historia francesa. Hay un antes y un después", sostuvo Chris Reynolds, profesor de Estudios Franceses y Europeos Contemporáneos en la Nottingham Trent University, Reino Unido, consultado por Infobae.
El hito que partió a la segunda mitad del siglo XX
Son muchas las razones políticas, sociales y económicas que permiten explicar por qué se produjo ese estallido en Francia. Algunas son coyunturales, otras son estructurales, de la misma manera que hay elementos propios del país que conviven con otros del contexto internacional. Pero el mayor desafío es comprender por qué el Mayo Francés tuvo un impacto tan grande y tan duradero en el resto del planeta.
Una hipótesis es que escenificó como ningún otro hito un fenómeno que atravesó a todo el mundo occidental: un choque generacional sin precedentes en la historia. Hasta los años 60, las sociedades eran estrictamente jerárquicas y funcionaban de atrás para adelante. Los adultos establecían todas las reglas y los jóvenes no tenían más alternativa que amoldarse y obedecer. Eso dejaría de ser así.
"El Mayo Francés no fue sólo un fenómeno de dimensión nacional —dijo Fauré—. Fue parte de un ensamble geopolítico global: la movilización contra la Guerra de Vietnam, que condensó el cuestionamiento al statu quo existente desde la Segunda Guerra entre el mundo libre y los países comunistas. Fue la versión francesa de un movimiento que cruzó al planeta. En 1968 se vivió una agitación estudiantil excepcional en Estados Unidos, Brasil, México, Japón, y también en la Alemania Federal, Bélgica, Suecia y Polonia. En España, Francia e Italia, la revuelta incluyó también al mundo obrero. En Checoslovaquia, la Primavera de Praga fue el despertar de la desestalinización".
Los eventos de 1968 fueron un punto de quiebre extremadamente importante en la historia francesa. Hay un antes y un después
En 1968 el mundo había cambiado tanto que las nuevas generaciones ya no toleraban las reglas impuestas por las anteriores. Pero no había cambiado lo suficiente como para que los adultos acostumbrados a mandar estuvieran dispuestos a aceptarlo. Consignas como "prohibido prohibir" expresaban la rebelión de los jóvenes contra un orden que consideraban demasiado autoritario, que no les ofrecía la libertad que pretendían para decidir sobre sus vidas.
"Esa inmovilización de Francia por la magia de una revuelta antiautoritaria tocó las jerarquías sociales en todos los sectores. En el trabajo, en las fábricas, en las universidades, en el arte e incluso en la familia", sostuvo Fauré.
Fue un choque generacional, sí. Pero tuvo manifestaciones políticas muy fuertes. La juventud no se alzaba vaga e imprecisamente contra el orden que habían heredado de sus mayores, sino contra algunas de sus expresiones más concretas, como la guerra, el Estado y el sistema capitalista.
"Mayo del 68 se construyó a partir de la convergencia de movimientos sociales para poner en cuestión el funcionamiento de la sociedad. Había cierto número de reivindicaciones acerca del trabajo, la enseñanza y la organización de los sectores de actividad. Pero fue, por sobre todas las cosas, un desafío al poder político en todas sus formas: el Gobierno, el Parlamento, los partidos políticos, los sindicatos y la dirección de las fábricas. Fue una crisis de autoridad, un cuestionamiento de las instituciones representativas y del poder patriarcal, corporizado en el general De Gaulle", explicó el politólogo y filósofo francés Christophe Premat, en diálogo con Infobae.
No es fácil hacer un balance de los éxitos y fracasos del Mayo Francés en los 50 años que transcurrieron. Las aspiraciones más revolucionarias en el plano político y económico estuvieron lejos de realizarse, es cierto. En parte, porque pecaban de cierto candor y por lo mal que terminaron los países que ensayaron cosas parecidas. Pero muchas de las profundas transformaciones sociales y culturales que se produjeron en este medio siglo fueron respuestas a los reclamos de esa generación.
Las derrotas del 68
"Dependiendo de la posición política de cada uno, un cambio tan incuestionable puede ser percibido tanto negativa como positivamente —dijo Reynolds—. Hay elementos en la sociedad francesa, que fueron capturados por Nicolas Sarkozy en 2008, que creen que los eventos de 1968 son la raíz de todos los males y explican una amplia gama de enfermedades modernas. No obstante, hay otros, diría que más, que lo ven como un punto de quiebre positivo, un momento en el que mejoraron las cosas".
Siempre que se producen transformaciones importantes hay personas en contra y a favor. Hay quienes miran con añoranza un tiempo extinto en el que las normas estaban más claras y no se discutían las autoridades, y ven con preocupación cierta lasitud en las pautas sociales de esta época.
Del otro lado, están los que dicen que ese mundo era opresivo, que no había posibilidad de disentir ni de decidir con autonomía, por lo cual valoran mucho todo lo que pasó en las últimas décadas.
Pero, más allá de las opiniones en pugna, lo más interesante es evaluar lo que pasó desde la perspectiva de los jóvenes de Mayo. En qué aspectos la sociedad evolucionó en línea con sus aspiraciones, y en qué dimensiones sus sueños quedaron truncos.
"El mayor fracaso fue institucional, porque las elecciones legislativas (de junio de 1968) llevaron una ola reaccionaria a la Asamblea Nacional, con el fortalecimiento de la derecha parlamentaria. Pero ese fracaso debe ser relativizado, porque lo que se manifestó fue la necesidad de los partidarios del orden público de reafirmar la primacía de las instituciones", dijo Premat.
Mayo de 1968 fue una bocanada de aire fresco para la izquierda francesa, que dominó el debate público hasta principios de los 2000
El resultado político bien podría calificarse como un empate. De Gaulle, el emblema del orden contra el que se alzaron los estudiantes, superó la crisis, pero quedó tan debilitado que debió renunciar en 1969, tras perder un referéndum.
Mucho más contundente fue la derrota del movimiento en el plano económico. La sociedad de consumo y la economía de mercado, tan negativas para los movilizados, se consolidaron mucho más de lo que podían llegar a imaginar.
El propio Cohn-Bendit, que izaba la bandera del anarquismo en su juventud, abandonó hace tiempo la lucha contra el capitalismo y se sumó al ecologismo. Durante 20 años fue eurodiputado por el Partido Verde Europeo, indudablemente moderado en sus propuestas de cambio.
Las victorias que trajo el tiempo
La izquierda política experimentó un crecimiento sostenido en los años siguientes a la revuelta. Es verdad que debió esperar hasta 1981 para llegar al poder, con el triunfo de François Mitterrand, pero luego permaneció en el Palacio del Elíseo hasta 1995.
"Mayo de 1968 fue una bocanada de aire fresco para la izquierda francesa, que dominó el debate público hasta principios de los 2000 —dijo Premat—. Podía ser políticamente minoritaria, pero era dominante desde el punto de vista cultural".
Por otro lado, no se pueden disociar las profundas reformas sociales que se produjeron en las últimas décadas de los reclamos de ese movimiento que marcó al país. "Entre los objetivos de Mayo del 68 que se cumplieron está la ampliación de la esfera política y cultural. Fue un fenómeno masculino, y en los afiches representativos no había figuras femeninas, pero dos años después el movimiento de liberación de las mujeres se manifestó en toda Francia con demandas de igualdad. Posteriormente, con la obtención de una ley que autorizó el aborto", destacó Fauré.
La equiparación de derechos entre hombres y mujeres, la consolidación de las libertades civiles y la flexibilización de las instituciones educativas son todos cambios que pedían esos jóvenes. El impulso que dieron para que se discutan temas que antes estaban vedados es indiscutible.
"La sociedad francesa era poco abierta al mundo exterior y sólo estaba moderadamente informada sobre lo que ocurría en el resto de los países. Mayo del 68 permitió una relativa apertura de la opinión pública a ver lo que pasaba en el mundo", dijo Premat. "La pluralización del espacio mediático con el fin del monopolio de la televisión y de la radio estatal (ORTF) también fue una consecuencia de esos movimientos sociales".
El complejo y problemático siglo XXI seguramente no es lo que esperaban muchos de los que estaban en las barricadas del Barrio Latino. Pero, para bien o para mal, arrepentidos o no, ellos y su generación tuvieron un papel decisivo en su configuración.
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