Un niño quería saber si su papá, que era ateo y había muerto, estaba en el cielo. La pregunta se la hizo el pequeño al oído del papa Francisco, quien le respondió que Dios no abandona a las personas buenas.
El intercambio entre el sumo pontífice y el pequeño ocurrió el pasado 15 de abril durante una visita a la parroquia de San Pablo de la Cruz, en el barrio de Corviale, en la periferia de Roma.
Allí Francisco respondió a las preguntas de los feligreses, entre quienes estaba Emanuele, de unos diez años, quien se acercó al micrófono pero rompió en llanto cuando recordó a su padre.
El papa, ante el dolor del niño, le pidió que le dijera la pregunta al oído, lo abrazó y hablaron íntimamente durante uno minutos. Luego, Francisco le pidió permiso a Emanuele para revelar eso que le inquietaba.
El pontífice contó que el niño le dijo que su papá había muerto hace poco y que no era creyente y duda si "estaba en el cielo".
"Qué bonito que un hijo diga que su papá era bueno. Un bonito testimonio de aquel hombre para que sus hijos puedan decir de él que era un hombre bueno. Si ese hombre ha sido capaz de tener hijos así, es verdad que era un gran hombre", explicó.
El papa dijo que aunque el padre del niño "no tenía el don de la fe, no era creyente, hizo bautizar a los hijos" y afirmó: "Quien dice quién va al cielo es Dios".
Francisco preguntó a los feligreses: "¿Dios abandona a sus hijos cuando son buenos?", quienes respondieron "no" en coro.
"Bueno, Emanuele, esta es la respuesta. Dios seguramente estaba orgulloso de tu papá, porque es más fácil que, siendo creyente, se bautice a los hijos que, siendo no creyente, bautizarlos. Y seguramente esto a Dios le ha gustado mucho", agregó.
Y concluyó: "Habla con tu papá, reza a tu papá. Gracias, Emanuele, por tu valentía".
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