El dirigente norcoreano Kim Jong-un y el presidente surcoreano Moon Jae-in hablaron este viernes "de desnuclearización y de paz permanente", según Seúl, en una cumbre histórica tras un apretón de manos simbólico en la línea de demarcación militar que divide la península.
Kim dijo haberse sentido "embargado por la emoción" al cruzar la línea de cemento y convertirse en el primer dirigente norcoreano en pisar territorio surcoreano desde la guerra de Corea (1950-53).
Por invitación del líder norcoreano, los dos caminaron de la mano del lado norcoreano de la frontera antes de recorrer a pie la distancia hasta la Casa de la Paz, en Panmunjom, donde se firmó el armisticio.
"Vine aquí determinado a enviar una señal de partida al cruzar el umbral del inicio de una nueva historia", dijo Kim, a la cabeza de un país acusado de violación de los derechos humanos.
El tema del arsenal nuclear de Corea del Norte figuraba en la agenda.
"Los dos dirigentes mantuvieron un diálogo sincero y franco sobre la desnuclearización y el establecimiento de una paz permanente en la península coreana y el desarrollo de las relaciones intercoreanas", anunció el portavoz de la presidencia surcoreana, Yoon Young-chan.
Moon espera concluir "un acuerdo audaz para obsequiar un gran regalo al pueblo coreano en su conjunto y a la gente que quiera la paz".
Kim estaba acompañado por su hermana y cercana consejera, Kim Yo-jong, y por el responsable de las relaciones intercoreanas, mientras que Moon llegó con el director de Inteligencia surcoreana y su jefe de gabinete.
Este encuentro ilustra la espectacular distensión en la península desde que Kim sorprendió al mundo anunciando el 1 de enero que su país participaría en los Juegos Olímpicos de invierno en el Sur.
Y precede un encuentro con el presidente estadounidense, Donald Trump.
Al inicio de la reunión en la que Moon y Kim se sentaron con dos acompañantes cada uno, el dictador norcoreano dijo que quiere "iniciar un nuevo capítulo" en las relaciones con el Sur, y afirmó que "no volverá a suceder" que se incumplan acuerdos alcanzados anteriormente entre los dos países, como el de 1992 sobre desnuclearización de la península.
El dictador norcoreano destacó además su voluntad de lograr "la paz y la prosperidad" en la península a través de una mejora de las relaciones intercoreanas, y para ello apostó por "no tener que volver a la situación anterior" de confrontación.
El líder norcoreano bromeó incluso sobre el menú que compondrá el banquete que las delegaciones compartirán y con una hipotética visita de Moon a Pyongyang.
Por su parte, el jefe del Ejecutivo surcoreano dijo que ambos tienen "una responsabilidad muy grande" y destacó la "gran expectación por parte de todo el mundo".
"Quiero agradecer de nuevo, estimado secretario general del Partido de los Trabajadores (en referencia a Kim), el que haya aceptado reunirse conmigo. ¿Porque no acordamos una paz que suponga un regalo para el mundo?".
La Casa Blanca dijo que espera que la cumbre logre "avances hacia un futuro de paz y prosperidad para toda la península coreana".
El presidente Trump exigió que el Norte renuncie a sus armas nucleares. Washington reclama que la desnuclearización sea total, verificable e irreversible.
Pero el director del gabinete presidencial surcoreano Im Jong-seok advirtió el jueves que nada está ganado de antemano.
Pyongyang pide garantías, que no han sido especificadas, a cambio de deshacerse de su arsenal.
Después de la sesión de la mañana que duró una hora y 40 minutos, Kim y su delegación cruzaron la frontera para almorzar.
Antes del ciclo de la tarde, Kim y Moon plantearon un pino en la línea de demarcación.
Los dos han abonado y regado un pino (considerado una suerte de árbol nacional en los dos países) y han desvelado una placa conmemorativa en la que se han grabado las firmas de los dos mandatarios y en la que se lee: "Estamos plantando paz y prosperidad".
"Espero que como este árbol, nuestra relación se mantenga siempre verde, incluso en invierno", dijo el líder norcoreano tras concluir la ceremonia.
Este árbol "representará la paz y la prosperidad en la Línea de Demarcación Militar, que es el símbolo de la confrontación y de la división desde hace 65 años", dijo Seúl.
Tras las reuniones los dos líderes firmarán un acuerdo y realizarán un anuncio, cuyo formato dependerá enteramente del "contenido de dicho texto", según explicó en la víspera la oficina presidencial surcoreana.
Según Corea del Sur, las esposas de los dos dirigentes participarán en el banquete organizado al final de la cumbre.
Con información de AFP y EFE
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