De todo lo que Emmanuel Macron ha logrado en casi un año como presidente de Francia, lo más importante quizá sea la amistad que tiene con Donald Trump.
Desde la primera vez que se dieron un apretón de manos hasta hace poco, cuando Macron dijo que él persuadió a Trump que bombardeara Siria, su relación tenía pocas probabilidades de sobrevivir. Y será expuesta con toda su pompa a partir del lunes, cuando Macron vaya a Washington en una visita de estado, la primera de un líder desde que Trump asumió la presidencia.
Macron telefonea a Trump todo el tiempo. Debido a que otros líderes mundiales están muy recelosos o débiles para cortejar al impulsivo presidente estadounidense, Macron calcula que es mejor y más seguro hablar con Trump que aislarlo.
El francés de 40 años, moderado progresivo, que antes de ser presidente no había sido electo par un puesto público, defendió el acercamiento a su homólogo estadounidense de 71 años, conservador, en una entrevista con Fox News.
"No voy a juzgar… que debe de ser tu presidente, o considerar que debido a estas polémicas o debido a esas investigaciones, tu presidente es menos creíble", dijo.
El mandatario francés tiene mucho que ganar durante su visita de tres días. Quiere solidificar su imagen como el rostro de la Europa actual y defensor número uno del orden mundial liberal, al mismo tiempo que probar que Francia es esencial para resolver los problemas mundiales como las ambiciones nucleares de Irán y las guerras de comercio internacional.
Su meta podrá sonar como presunción francesa o idealismo, pero son consecuentes con la estrategia mundial de "Francia está de regreso", que Macron ha establecido para su período.
También habla regularmente con el presidente ruso Vladimir Putin y otros líderes polémicos. Y ha probado sus propias maniobras diplomáticas en el Medio Oriente con el objetivo de defender los intereses franceses y asegurarse de que Europa tenga voz en el futuro de la región.
Por ANGELA CHARLTON y SYLVIE CORBET (AP)
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