Aquellos jóvenes gays que no tienen dónde vivir enfrentan una forma de abuso que se ha popularizado: sexo a cambio de un techo sobre sus cabezas. En la primera entrega de una investigación extensa, BuzzFeed denunció "parte del daño que hacen a estos jóvenes —violencia sexual— los dueños" de casas. El consentimiento, si se pide, está forzado por la situación, a la que llegan por las redes sociales; muchos terminan en situaciones donde son intoxicados y violados.
"Eso lo posibilitan dos importantes empresas de internet, una de las cuales es Facebook", denunció el sitio. La otra compañía es Craigslist. Ambas plataformas contienen espacios para estos "acuerdos de adultos" que en realidad explotan la vulnerabilidad de una de las partes.
A partir de entrevistas con jóvenes que pasaron por esas situaciones y de encuentros con los hombres que ofrecen habitaciones a cambio de prácticas sexuales implícitas, o detalladamente explícitas, la investigación "reveló un espectro de experiencias que va mucho más allá de lo que se ha documentado hasta el momento, en las que todo se facilita en las redes sociales, las aplicaciones de encuentros y las fiestas chemsex", como se denomina a las reuniones para consumo de drogas desinhibidoras (metanfetamina, mefedrona, GHB y GBL) y sexo.
Estos acuerdos informales dejan poco espacio de defensa a las víctimas, que son jóvenes marginados por sus familias, o pobres, o las dos cosas, que por temor a los peligros de la calle terminan por sufrir otros, como "la explotación sexual" o una suerte de "prisión domiciliaria" donde su salud peligra.
El grupo de Facebook que investigó Newsfeed, "Gay Houseboy's and those who hire them" ("Criados gays y aquellos que los contratan", aunque la palabra houseboy, que alude al empleado doméstico masculino, tiene también sentidos secundarios), se describe como "un grupo para hombres gays que buscan chicos gays que trabajen como empleados domésticos, y para empleados domésticos gays que busquen empleo". Pide que no se publiquen desnudos ni avisos de encuentros, "pero sus miembros ponen avisos que animan a los jóvenes a que cambien sexo por un lugar donde estar", denunció el artículo.
Algunos de los textos dicen: "Se busca varón, blanco, 18-25 años, que venga y se integre a nuestra casa en un puesto con cama"; "Las tareas generales incluirán limpiar, pasear al perro, hacer las compras, cocinar (…) Este puesto idealmente incluye sexo y mucho afecto de parte del houseboy"; "Se busca houseboy/asistente personal. Mi empresa trabaja con una clientela de alto perfil. Se prefiere joven (pero mayor de edad) y desinhibido. Común pero con un lado salvaje".
Otro muestra uno de los desnudos que teóricamente no se publican, un hombre junto a un árbol de Navidad, y dice: "Se busca verdadero houseboy, 18-25, blanco, delgado, limpio". Una gran cantidad solicitan que quienes respondan envíen "fotos de rostro y cuerpo". Algunos sugieren dinámicas de control: "Pareja casada, 40 y 46, busca homeboy para siempre, para total y completa posesión".
Uno de los jóvenes que puso un aviso solicitando empleo doméstico contó a BuzzFeed que los propietarios "tienden a suponer que todo houseboy se prostituye". Para él fue una mala sorpresa, ya que buscaba una mínima estabilidad. Conoce a otros como él que fueron echados a la calle sin explicaciones: "Vivir así no es seguro. Los hombres realmente creen que son tus dueños".
Un muchacho expresó el motivo por el que estos avisos tienen atractivo: "Depende de la suerte, de encontrar la persona correcta que te abra la puerta y básicamente te use como juguete sexual. Yo andaba todo el día en ropa interior lavando y arreglando la casa".
El administrador del grupo explicó al sitio que "los empleadores por lo general buscan tres cosas: una persona que haga las tareas del hogar, sea una compañía y tenga interacción física". Aunque muchos de los anuncios son explícitos, la red social nunca los contactó siquiera: "Jamás tuvimos un incidente con Facebook", dijo. La empresa no respondió las consultas de BuzzFeed.
Desde que comenzó la investigación, en febrero, los avisos fueron eliminados en Craigslist en los Estados Unidos, pero la página en el Reino Unido los sigue mostrando. Allí también aparecen en otro sitio, Room Buddies. "Algunos utilizan la palabra houseboy; otros especifican sus requisitos en términos gráficos mientras otros son más opacos".
Uno de los avisos británicos dice: "Se busca joven delgado para un puesto con cama en el Sur-Este de Londres (muy cerca del metro). Limpiará y brindará servicios sexuales a cambio de alojamiento y comidas. Soy un inglés maduro (sesenta) y blanco". Otro se interesa por "alguien de menos de 35. Mente abierta, buen trato. Se prefiere gay o bi. Por favor responder con una foto reciente". Otro aclara que la renta es "cero, a cambio de asistencia con una variedad de tareas" y que se ofrece a un "joven gay en forma de hasta 25 años".
Cuando los periodistas respondieron a un aviso destinado a "estudiante gay que quiera un hogar seguro y confiable", escucharon una serie de descripciones de los servicios sexuales esperados. Otro hombre explicó por qué ponía el aviso: "Sólo quiero dejar de buscar sexo en internet todo el tiempo". Aquellas publicaciones con expresiones claves como "exhibicionista", "naturista", "acuerdo mutuo" incluían sexo en lugar de pago de renta.
El artículo termina con la historia de un joven, Denholm Spurr, de Brixton, al sur de Londres, quien se encontró en la calle a los 22 años luego de la mala reacción de su familia a la revelación de que era gay. No tenía dinero ni empleo; acababa de graduarse en arte dramático y tenía deudas de la universidad. Conoció a un hombre esa misma noche y se mudó a su casa durante varias semanas.
"Yo estaba realmente vulnerable", dijo. "No tenía la capacidad de tomar decisiones en mi beneficio". El hombre lo llevó a fiestas chemsex, y en una ocasión cayó desmayado por la intoxicación. Al despertarse alguien lo estaba violando. Bajó de peso. Contrajo HIV y gonorrea. Cuando salió de esa situación, sin embargo, seguía abandonado por su familia y sin un centavo, con un poco más de deterioro psicológico. Pasó tres años en acuerdos temporarios de sexo a cambio de techo.
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