Con la llegada de Donald Trump a la presidencia, los Estados Unidos bombardearon en 2017 por primera vez posiciones militares del régimen sirio de Bashar al Assad por sus constantes atrocidades y ataques con armas químicas contra su propia población civil.
"Fue un golpe perfectamente ejecutado", remarcó Trump tras el ataque contra tres objetivos del régimen.
"El de anoche fue un ataque perfectamente ejecutado. Gracias a Francia y al Reino Unido por su sabiduría y por el poder de sus buenas Fuerzas Armadas. No podríamos haber tenido un mejor resultado. ¡Misión cumplida!", agregó.
Tras siete años de guerra civil, Occidente endureció su postura ante las atrocidades del régimen sirio, que a principios de mes volvió a atacar a la población civil con armas químicas en la localidad de Duma, dejando al menos 40 muertos.
En lo que va del conflicto armado se registran más de medio millón de muertes. Mientras que millones de civiles huyeron del país como consecuencia de la violencia del dictador Al Assad.
Rusia, Irán y los terroristas libaneses de Hezbollah han sido fundamentales para sostener al régimen en su lucha contra los rebeldes, quienes desde 2011 reclaman democracia en el país.
Aunque el Gobierno de Vladimir Putin sostiene que su intervención militar en Siria es contra los terroristas de ISIS y otras facciones islamistas, decenas de informes comprueban que las fuerzas aéreas rusas también han atacado a la población civil.
Hezbollah, por su parte, ha concentrado un gran poder en el oeste, despertando las alarmas de Israel.
El ataque químico contra Duma colmó la paciencia de Occidente. Tras los bombardeos, los Estados Unidos advirtieron que tienen sus armas listas para una nueva operación si Al Assad vuelve a lanzar un ataque químico.
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