Es una tradición familiar. Su abuelo –Kim Il Sung– y su padre –Kim Jong Il-ya lo habían utilizado para trasladarse por su país y por el exterior. Y ahora el joven dictador de Corea del Norte, Kim Jong Un, lo usó para dirigirse a Beijing, donde se reunió con su par Xi Jingping en un cumbre hermética por su contenido.
Sus 21 vagones pintados de verde son blindados. Es que la seguridad del "líder supremo" es lo más importante y a cada paso teme que un atentado termine con su vida. Es por eso que las ventanas del convoy son además polarizadas: nadie puede ver hacia adentro desde el exterior.
El tren recogió durante décadas nada más que misterio. Nadie sabía qué ocurría allí dentro ni cómo eran sus comodidades. Pero ahora, parte de esa información se filtró.
Cada vez que el dictador se moviliza en su tren favorito, no lo hace solo, desde luego. Además de su formación, otros dos trenes se ponen en movimiento. Uno, el primero, el de avanzada, es el de seguridad. Unos 100 hombres se encargan de que todo esté en orden para el paso de su líder. Barre todo el trayecto que hará el que traslade a Kim Jong Un, que lo seguirá.
Si mira hacia el cielo, el déspota podrá observar que además del tren que va delante, helicópteros y aviones lo siguen desde lo más alto. Por último, el tercer tren lleva custodia adicional y los suministros necesarios para el jefe comunista y toda la comitiva, que suele ser numerosa.
Según información de inteligencia y testimonios recogidos a lo largo de los años, cada uno de los vagones que componen el triple convoy está blindado. Ese tratamiento provoca un sobrepeso en la estructura impidiéndole que alcance altas velocidades. Lo máximo que puede desplegar son unos 60 kilómetros por hora.
Pero las necesidades por el miedo a volar que exige el "líder supremo" llegó a niveles insólitos. Debieron construirse veinte estaciones de uso exclusivo para el dictador a lo largo de todo Corea del Norte. Son sólo para él, nadie más pisa esas instalaciones que son revisadas centímetro por centímetro antes de que llegue el hombre de facciones redondeadas.
En uno de los vagones a disposición, Kim Jong Un tiene una gran sala de conferencias con una mesa larga y extensa en donde recibe a sus colaboradores. También hay un vagón comedor por si el dictador quiere ofrecer a su gabinete un banquete de lujo, como aquel que compartió en Beijing con el jefe chino.
Además de esas medidas de seguridad, también se sabe que los dictadores norcoreanos suelen llevar sus propios vehículos de transporte para cuando llegan al lugar de origen. Para ello eligen automóviles blindados de industria alemana. Mercedes Benz, para ser precisos. Los consideran los más confiables, como la mayoría del mercado.
A difrencia de la mayoría de su pueblo, el padre del actual "líder supremo" norcoreano también era un bom vivant, un hombre de placeres gastronómicos, como lo es su hijo. Es por eso que durante sus viajes en tren cualquiera de sus caprichos puede cumplirse: si quiere almorzar comida rusa, puede hacerlo. Si pretende algo chino, también; si su antojo rodea la cocina japonesa o francesa, tiene a chef especializados y los ingredientes necesarios.
Incluso, según escribió Konstantin Pulikovsky, ex funcionario ruso que compartió vagones con Kim Jong Il en 2011, la orden era que para atravesar Siberia hubiera langostas vivas para que el dictador pudiera deleitarse cuando quisiera. El vino francés regaba todas las comidas, por litros. Luego habría tiempo para dormir. Kim Jong Un mantiene esos lujos, pero le agregó alguno particular: champagne Cristal y cognac Hennessy, según el diario La Vanguardia.
Pero además, si el dictador se aburre, cuenta con una tripulación dispuesta a todo. A bordo están las "damas conductoras", bailarinas que animan a los hombres que mantienen a Corea del Norte al margen del mundo desde los años 50. Estas mujeres cantan en ruso o en coreano, según el humor del jefe.
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