La victoria del presidente Vladimir Putin en las elecciones presidenciales de Rusia del domingo no está en duda. La única pregunta es si los votantes serán lo suficientemente numerosos como para entregarle un mandato convincente en su cuarto periodo.
Las urnas se abrieron a las 8 de la mañana en las zonas más orientales del país, Chukotka y Kamchatka. La votación concluirá a las 8 de la noche (1800 GMT) en Kaliningrado.
Putin está tan seguro de ganar que las autoridades mejor están invirtiendo en esfuerzos masivos de obtener el voto para lograr una participación que envalentonaría al líder ruso tanto a nivel nacional como internacional.
Yevgeny Roizman, alcalde de la cuarta ciudad más grande de Rusia, Yekaterimburgo, dijo que los funcionarios locales y los empleados estatales recibieron órdenes "desde arriba" para asegurarse de que la participación en el voto presidencial supere el 60%.
"Están usando todo: escuelas, jardines de infantes, hospitales; la batalla por la participación no tiene precedentes", dijo Roizman, uno de los pocos políticos de la oposición que tiene un cargo público.
A los ocho candidatos presidenciales se les prohibió hacer campaña el sábado, pero el mensaje a los votantes quedó claro en vallas publicitarias que celebran la grandeza rusa -un gran tema del liderazgo de Putin- y en la cobertura de los medios de comunicación del Kremlin.
Putin instó a los rusos el viernes a "usar su derecho a elegir el futuro para la gran Rusia que todos amamos".
Si bien Putin tiene siete rivales, ninguno es una amenaza real. La última vez que se enfrentó a los votantes en 2012, se enfrentó a un movimiento de oposición serio, pero desde entonces ha aumentado su popularidad gracias a las acciones rusas en Ucrania y Siria.
Más de 1.500 observadores internacionales se están uniendo a miles de observadores rusos para ver la votación. El gobierno quiere asegurarse de que estas elecciones estén limpias después de que el relleno de urnas y el fraude empañaron el proceso de rusas en 2012.
Entre los demás candidatos está Ksenia Sobchak, una presentadora de televisión de 36 años que ha hecho campaña en una plataforma liberal y ha criticado las políticas de Putin. Algunos ven a Sobchak, la hija del antiguo mecenas de Putin, como un proyecto de Moscú que pretende agregar una apariencia democrática al voto y ayudar a dividir las filas de los críticos del Kremlin.
El principal enemigo de Putin, el líder opositor Alexei Navalny, fue excluido de la contienda debido a una condena criminal ampliamente vista por muchos con fines políticos. Navalny ha llamado a boicotear el voto.
Con información de AP
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