Al menos 18 civiles, incluyendo cinco niños, murieron este viernes en Afrin, capital del enclave kurdo en Siria del mismo nombre, por bombardeos del ejército turco en preparación para una asalto a la ciudad, y casi dos meses luego de que Ankara lanzara su ofensiva sobre esta región.
En las últimas 24 horas de bombardeos, más de 30.000 civiles han huido de la ciudad, según informó este jueves el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), y las fuerzas turcas dejaron caer este viernes panfletos pidiendo a los restantes habitantes que se mantengan alejados de las posiciones "terroristas" frente a un ataque inminente.
"No dejes que te usen a ti y a tus hijos como escudo. Aquellos que quieran abandonar Afrin estarán bajo la protección de las fuerzas armadas turcas", asegura el mensaje distribuido, según indicó la cadena turca TRT.
Los civiles se dirigieron, sobre todo, hacia las localidades de Nobol y Zahra, en un sector controlado por el régimen sirio, precisó la misma organización.
Afrin, situada cerca de la frontera con Turquía, está rodeada casi por completo por el ejército turco, y los habitantes huyen por temor a quedar totalmente asediados. Los combates se producían a menos de un kilómetro de la periferia.
Según un corresponsal de la AFP en la ciudad, numerosas familias con ancianos y niños abandonaron la localidad a bordo de camionetas, en los que algunos se hacinaron con colchones y mantas.
Los habitantes que permanecían allí formaban colas delante de las panaderías o iban a comprar agua a camiones cisternas. La ciudad sufre faltantes de agua desde que las fuerzas turcas tomaron la represa de la región en las últimas semanas.
Ankara repitió este jueves que expulsará "muy pronto" de la ciudad de Afrin a las Unidades de Protección Popular (YPG), la milicia kurda que es objeto de su ofensiva en el norte de Siria y a la que considera un brazo del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), organización que opera dentro de las fronteras turcas y ha sido designada terrorista por el gobierno.
Pero el YPG es también una de las milicias que lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) con apoyo de los Estados Unidos.
La ofensiva turca comenzó a finales de enero, en alianza con las milicias sirias del Ejército Libre, opositoras tanto del gobierno del dictador Bashar al Assad como de los kurdos que se consolidaron en el norte del país en los últimos años.
Turquía afirma haber perdido desde entonces a 43 soldados y "neutralizado" (capturado o abatido) a 3.530 combatientes kurdosirios, cifras que no se pueden verificar de forma independiente.
Según el OSDH, 391 combatientes del YPG, incluyendo algunos miembros voluntarios extranjeros, han perdido la vida en los combates.
Más de 222 civiles han muerto en la operación y decenas de miles fueron desplazados por el conflicto, de acuerdo con cálculos de esta ONG. En un video distribuido en redes sociales puede verse el cruento desenlace de un bombardeo aéreo turco en una calle de Afrin. Actualmente quedan en la ciudad y en pueblos de los alrededores unas 700.000 personas, indicó.
A comienzos de la guerra civil siria las fuerzas del Gobierno abandonaron Afrin y otras regiones del norte del país, donde se concentra la población kurda del país, para hacer frente a los levantamientos en el sur. Desde entonces los kurdos han administrado la zona, a la que llaman Rojava, y se consolidaron rechazando los fuertes ataques del ISIS.
Mientras tanto, el régimen de Al Assad continúa sus propias operaciones contra rebeldes en el enclave de Guta Oriental, en las afueras de Damasco, donde este viernes al menos 42 civiles murieron en los bombardeos sirios y rusos mientras se combatía en las calles.
(Con información de AFP y EFE)
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