Unos 45 millones de italianos están llamados este domingo a renovar el Parlamento —630 diputados y 315 senadores— en unas elecciones que podrían sumir el país en un periodo de turbulencia e incertidumbre política.
Los italianos acuden a las urnas en medio del pesimismo. El descontento, reveló un informe del Pew Research Center recién publicado, es el sentimiento mayoritario en el país: el 82 por ciento de los ciudadanos desconfía del parlamento y un porcentaje igual considera la situación económica negativa. Por eso, el abstencionismo podría marcar un récord.
La batalla principal se libra entre la coalición de centro-derecha, liderada por el inhabilitado Silvio Berlusconi y el nacionalista Matteo Salvini, y el Movimiento Cinco Estrellas de Luigi Di Maio. La coalición de centro izquierda, con al frente al Partido Democrático de Matteo Renzi y el actual primer ministro Paolo Gentiloni, lucha para mantener el mismo nivel de consenso de 2013, de alrededor del 30 por ciento.
Ninguno de ellos, sin embargo, podría alcanzar un número de escaños suficiente para formar un gobierno. La clave estará en los indecisos, que las últimas encuestas daban entre el 30 y el 40 %.
Por qué son importantes
Las elecciones dirán cuanto Italia, la cuarta economía de Europa, cederá a la seducción de fuerzas anti-sistema como la xenófoba Liga de Matteo Salvini y el anti-establishment Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo.
El resultado será observado con atención en el resto de Europa, ya que dará una medida de la salud de las fuerzas populistas en el continente. También, genera inquietud la posible inestabilidad en un país aún debilitado por la crisis, con altos niveles de deuda pública y un sistema bancario frágil.
De qué se habló en la campaña electoral
Independientemente del resultado final, la "peor campaña electoral de la historia", como la definieron varios observadores, tiene un claro ganador: Matteo Salvini.
El líder de la Liga (la ex Liga Norte, un partido regional convertido en partido nacionalista y anti-inmigrantes) logró instalar el centro del debate el tema la inmigración y de la seguridad. El resultado fue una campaña enardecida y marcada por episodios de violencia, como el tiroteo en contra de inmigrantes en Macerata.
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Otro tema de la campaña fue la baja de los impuestos, una antigua demanda de los sectores productivos del norte, y que se convirtió, con distintas matices, en una promesa de todos los partidos. Cuestiones como el desempleo, que sigue siendo uno de los más altos de Europa (11,1 % en total, 31,5 % entre los menores de 25 años), quedaron en el trasfondo.
¿Quién gana?
Los últimos sondeos, publicados hace dos semanas, le otorgaban al centro-derecha el 36 % de las intenciones de voto, seguido por el 28 % del Movimiento Cinco Estrellas y el 24 % del Partido Democrático (que podría llegar al 30 % junto con sus aliados Más Europa, Cívica Popular y otros partidos menores).
Sobre el resultado influirá en buena medida el Rosatellum, la nueva ley electoral —la cuarta en 20 años— con la que se votará por primera vez el domingo. Se trata de un sistema mixto en el que el 36 % de los escaños de la Cámara Baja y Alta serán asignados con un sistema mayoritario basado en circunscripciones uninominales y el 64 % restante de forma proporcional (de estos, el dos por ciento es para los italianos en el extranjero).
Según los expertos, para determinar un ganador será decisivo el resultado en las circunscripciones uninominales. Habrá que mirar especialmente al sur, donde la coalición de Berlusconi y el Movimiento Cinco Estrellas se disputan la victoria. Un exploit de Berlusconi en esta parte del país podría asegurarle una mayoría en el parlamento. Por eso, en los últimos días intensificó los ataques contra el movimiento liderado por Luigi Di Maio.
Mapa elaborado por el politólogo Salvatore Vassallo. Las zonas azules son las que debería asegurase el centro-derecha, en rojo las circunscripciones seguras para el centro-izquierda y en amarillo las del Movimiento Cinco Estrellas. Las partes grises son las que se disputan Berlusconi y Di Maio
También es posible que nadie logre alcanzar una mayoría. Ante la situación de parálisis, los partidos podrían romper sus pactos pre-electorales y formar nuevas alianzas. Sin embargo, tanto Renzi como Berlusconi dijeron que prefieren regresar a las urnas antes que aliarse, mientras el Movimiento Cinco Estrellas siempre se mostró alérgico a los pactos.
Por el nuevo sistema, además, el recuento será más largo de lo habitual, con los resultados definitivos que podrían llegar recién el lunes a la noche.
A partir de ese momento, el protagonista pasará a ser el Presidente de la República Sergio Mattarella, el árbitro encargado de gestionar la compleja y siempre imprevisible fase post electoral. Este domingo Italia vota, pero su camino hacia un nuevo equilibrio recién empieza.
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