Espías rusos hackearon cientos de computadoras utilizadas por las autoridades de los Juego Olímpicos de Invierno en Pyenongchang y lo hicieron tratando de incriminar a Corea del Norte, según fuentes de la inteligencia de Estados Unidos citadas este fin de semana por el Washington Post.
En lo que se conoce como una operación de "falsa bandera", el ciberataque se habría producido el 9 de febrero durante la ceremonia de apertura, e incluyó cortes en la conexión de Internet y caída del sistema de transmisión televisiva y de la página web del evento. Se cree que por los problemas muchas personas no pudieron imprimir sus entradas, lo que significó que hubiera muchos asientos vacíos.
Las autoridades aún no reconocen que el ataque haya sido de Rusia, pero dos oficiales de inteligencia de Estados Unidos hablaron en condición de anonimato con el periódico y señalaron que fue una represalia por la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) de prohibir la participación del equipo ruso debido a un escándalo de dopaje.
La medida del COI no impidió que los atletas rusos compitieran, pero sí vetó que lo hicieron bajo la bandera de su país en el uniforme.
En total, se cree que unas 300 computadoras fueron atacadas por los hackers de la agencia militar rusa GRU, según informaron los dos agentes de inteligencia. Esto se condice con el reporte anterior de una empresa privada de ciberseguridad sobre un presunto ciberataque, y continúa una tendencia iniciada en los Juegos Olímpicos de Verano 2016 en Rio de Janeiro.
También hackearon routers surcoreanos e implantaron malware, es decir programas de computadora que tienen como objetivo infiltrarse o dañar un equipo.
Se cree GRU ha estado muy activa en los últimos años, e incluso habría llevado a cabo el ataque NotPetya contra Ucranica el año pasado, según recuerda el Washington Post.
Durante los JJOO de Río de Janeiro el mismo grupo obtuvo información sensible sobre el estado de salud y los resultados de exámenes de dopaje para atletas estadounidenses como las tenistas Serena y Venus Williams, el gimnasta Simone Biles y la basquetbolista Elena Delle donne.
Aquella vez, como ahora, se atribuyó la operación a una represalia por el castigo que el COI dio también en 2016 a los atletas rusos por consumo de drogas ilícitas.
La diferencia en este caso es que los espías intentaron hacer que todo pareciera parte de un ataque norcoreano utilizando direcciones de IP provenientes de ese país, que a diferencia de Rusia sí pudo participar de los JJOO en un evento que contribuyó a reducir las tensiones en la península.
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