El intercambio de espías entre Rusia y Estonia que rememora los años más tensos de la Guerra Fría

Raivo Susi y Artyom Zinchenko habían sido sentenciados a prisión por sus actividades. El momento del intercambio

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Un puente. Dos furgonetas. Dos negociadores. Y dos espías. De un lado de la estructura, Rusia. Del otro, Estonia. ¿La acción? Un intercambio de agentes infiltrados en cada uno de los territorios. ¿La fecha? Febrero, 2018.

Parece una escena transportada en el tiempo. De la época en que el mundo atravesaba la Guerra Fría, la mayor tensión que haya existido entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, donde el planeta estaba bajo la amenaza constante de un conflicto nuclear. O también podría haber sido sacada de la película Bridge of Spies, protagonizada por Tom Hanks.

Pero lo cierto es que de ambos lados del puente dos hombres se acercan. Se aproximan. Se conocen. Estrechan sus manos, dialogan unos minutos, intercambian unos papeles y vuelven a sus puntos de partida. Son los negociadores que retornan al medio del viaducto con los supuestos espías que habían estado detenidos de ambos lados: Rusia y Estonia. Vuelven a saludarse, el trueque fue exitoso.

La escena tuvo lugar el sábado pasado en la frontera entre ambos países. Raivo Susi, detenido en febrero de 2016 y presentado por el propio país como empresario, había sido sentenciado a 12 años de prisión por presunto espionaje en Rusia. El hombre fue entregado a cambio de Artyom Zinchenko, agente del Kremlin, condenado a cinco años en Estonia.

Luego de largas conversaciones y negociaciones secretas, ambos obtuvieron el perdón presidencial de cada uno de los países para poder ser deportados. "Estonia deportó a Rusia al espía que había cometido un crimen aquí, de modo que el hombre de negocios estonio ha podido volver junto con los suyos tras haber estado preso durante mucho tiempo en Rusia", indicó Arnold Sinisalu, jefe policial de esa nación, según consignó Huffington Post.

Las autoridades rusas habían encontrado a Susi culpable de haber espiado al régimen, y fue confinado a 12 años de prisión en un penal de alta seguridad. El estonio fue a Rusia a hacer negocios relacionados con los servicios de aviación. En tanto, Zinchenko fue sentenciado a cinco años tras comprobarse que era agente encubierto del GRU, el servicio de inteligencia militar ruso.

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