El 1 de febrero, la oficina de la alcaldesa de Ciudad del Cabo, Patricia de Lille, anunció una serie de restricciones al consumo de agua. No era la primera restricción, pero ahora el nuevo límite se colocaba en 13 galones de agua (menos de 50 litros) por persona por día.
Eso es suficiente para una ducha de 90 segundos, unos dos litros para beber, un fregadero para lavar a mano los platos o la ropa, una comida, dos lavadas de mano, dos cepilladas de dientes y un desagote de inodoro.
Según las proyecciones actuales, Ciudad del Cabo se quedará sin agua en cuestión de meses, en lo que es conocido como el Día Cero, informó un artículo de la revista Time. Este paraíso costero en el extremo sur de Sudáfrica se convertirá en la primera ciudad moderna en secarse por completo.
Y a pesar de que los residentes no son los responsables de esta situación, la carga de asegurarse de que no suceda depende en gran medida de su capacidad de reducir el consumo de agua. Drásticamente.
En la actualidad, millones de personas de todo el mundo viven sin acceso suficiente al agua.
Pero Ciudad del Cabo no es una urbe de un país en vías de desarrollo. Es una metrópoli próspera, un destino turístico mundial bien administrado y responsable del 9,9% del PIB de Sudáfrica, lleno de propiedades multimillonarias frente a la playa, museos de arte y dos de los mejores 50 restaurantes del mundo.
Que Ciudad del Cabo se quede sin agua es como decir que la ciudad de San Diego se este secando. Y el punto es, según Time, que si tiene en cuenta la amenaza inminente del cambio climático, esa realidad puede no estar tan lejos.
La sequía de cinco años de California, que terminó en 2016, hizo que los funcionarios del estado se apresuren a promulgar una serie de restricciones de agua. Al igual que con aquella sequía, los climatólogos de la Universidad de Ciudad del Cabo afirman que el calentamiento global provocado por el hombre es un factor probable de la continua sequía y que, como muchas otras ciudades del mundo, enfrentamos un futuro más seco con lluvias cada vez más impredecibles.
Lo que sucede en Ciudad del Cabo podría no ser un caso atípico.
En el mes de septiembre los capenses recibieron un límite de poco más de 23 galones de agua por día por persona (el equivalente a unos 87 litros). Para entonces, los depósitos estaban a un tercio de su capacidad y, sin embargo, menos de la mitad de los residentes de la ciudad cumplió con ese objetivo.
Hasta el 5 de febrero se preveía que el Día Cero caería el 11 de mayo, según un análisis de los patrones de uso actuales y los niveles de las represas. Aunque la disminución en el uso agrícola ha cambiado la fecha de avance desde el comienzo del año, no ha habido una reducción significativa en el consumo urbano, de acuerdo con la oficina del alcalde. El Día Cero podría acercarse fácilmente si los residentes de la ciudad no cumplen con los límites impuestos.
La escasez inminente ha provocado el caos, por una carrera no sólo para conseguir agua embotellada, sino también en cualquier recipiente disponible.
Una vez que los exuberantes parques de la ciudad y los campos de golf se han marchitado, los baños públicos ahora instan a los visitantes a descargar los indodoros solo cuando sea absolutamente necesario, mientras los cafés y restaurantes usan tazas y platos de papel para reducir el lavado de los platos.
Pero además, muchos de los ciudadanos temen por su sustento: los analistas estiman que la crisis del agua costará unos 300,000 empleos en la agricultura y decenas de miles más en los sectores de servicios, hotelería y alimentos.
Los funcionarios de la ciudad están instando a las familias a hacerse con un suministro de emergencia de agua potable. Es una sugerencia sabia, excepto por el hecho de que el agua embotellada, especialmente la versión de cinco litros, es imposible de encontrar. Se venden en el instante en que llegan a las tiendas.
Los planes oficiales para el Día Cero establecen que habrá aproximadamente 200 puntos de recolección de agua alrededor de la ciudad, pero quedan muchas preguntas por hacer, que van desde el transporte del agua, los controles, la organización de la gente, etc.
La falta de previsión de la alcaldesa Patricia Lille le costó sus tareas de gestión de crisis hídricas y la colocó ante un voto de desconfianza en el gobierno de la ciudad.
Es que durante largos meses dio garantías de que "no permitiría" que una ciudad bien administrada como Ciudad del Cabo "se quedara sin agua". Al igual que muchos de los ciudadanos, la alcaldesa atravesaba un proceso de negación.
Pero la crisis del agua no comenzó con un alcalde negador, por el contrario, se remonta a décadas atrás. "La ciudad se quedará sin agua en 17 años", decía un titular del Cape Times el 26 de abril de 1990. El artículo, citando una presentación que la Comisión de Investigación del Agua hizo en el Parlamento del país, recomendaba la instalación de una planta de reciclaje de aguas residuales para aumentar los suministros de las seis represas alimentadas por lluvia de la ciudad.
En cambio, Ciudad del Cabo se embarcó en un esfuerzo de conservación que fue loable, pero no fue suficiente.
Ahora la ciudad está tratando de ponerse al día, instalando costosas plantas de desalinización para purificar el agua de mar y luchando para explotar el acuífero subterráneo. Se espera que solo dos de los siete proyectos de aumento de agua estén funcionando cuando llegue el Día cero.
Otros casos similares
Ciudad del Cabo puede ser la primera ciudad importante en quedarse sin agua, pero no será la última.
En Ciudad de México, los residentes ya están experimentando cortes en su suministro de agua, y los funcionarios en Melbourne (otra ciudad afectada por la sequía) advierten que la ciudad está a poco más de una década de agotar los suministros de agua actuales. E
n un momento dado, antes de un diluvio sostenido de 2015, la ciudad de San Pablo redujo su suministro a menos de 20 días de agua, según el World Resources Institute, una organización de investigación con sede en Washington que rastrea el uso de los recursos naturales en todo el mundo. Dicho informe estableció que más de mil millones de personas viven actualmente en regiones con escasez de agua y que hasta 3.500 millones podrían experimentar escasez de agua en 2025 si no se toman medidas para conservar el agua ahora.
Consejos para vivir sin agua
Mientras la cuenta regresiva hacia el Día Cero avanza, los habitantes de la ciudad se están uniendo para compartir consejos de ahorro de agua.
No hierva la comida, hornee o cocine a la parrilla. Use platos de papel y envuelva sus bandejas de servir en un plástico que pueda desprender después de cada comida. Ordene pizza y coma directamente desde la caja. Dúchese sobre una bañera de plástico y luego use el agua para lavar la ropa. Mantenga un recipiente en cada fregadero para recoger agua del lavado de manos. Úselo y lave el agua para limpiar los inodoros.
Los consejos y la atención han comenzado a funcionar. El 30 de enero, Mmusi Maimane, jefe de la Alianza Democrática, un partido político que ha controlado Ciudad del Cabo durante una década, anunció que los esfuerzos de los residentes estaban teniendo un impacto. Pero, advirtió, a menos que el consumo cayera al menos un 25%, el Día Cero aún es inevitable.
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