Parece difícil que en ese cuerpo menudo entre el valor de enfrentar nada menos que a Vladimir Putin. Pero así es. Ksenia Sobchak es candidata para las elecciones del mes que viene en Rusia y desde el momento en que entra al salón donde dará su primera conferencia de prensa en Washington, en la que Infobae estuvo presente, salta a la vista que tiene con qué cautivar a las audiencias y que su sonrisa, su espontaneidad y su manejo escénico son herramientas que pone al servicio de su proyecto político. Quiere dar vuelta el sistema de poder "autoritario" y "corrupto" en su país y el miedo, afirma, no tiene lugar en su diccionario.
Sobchak es la perfecta contracara de Putin. Su encanto se recorta nítido contra la severidad del ex espía de la KGB y esa es sólo la primera de las diferencias. Ex periodista y conductora de "reality shows", imagen frecuente en las portadas de las revistas más populares, incluida Playboy, su fama es enorme a lo ancho de Rusia. A sus 36 años es hoy una candidata tallada para los tiempos mediáticos. Una "celebrity" volcada a la política, como Donald Trump.
Suelen llamarla la "Paris Hilton rusa", pero Sobchak es mucho más que eso. Su frescura femenina contrasta con la imagen de macho alfa que busca proyectar el mandatario casi tanto como su discurso, comprometido y coherente. Quiere una Rusia moderna, democrática e integrada al mundo, capaz de abrazar a la OTAN y a la Unión Europea y dispuesta a trabajar codo a codo con Occidente en la lucha contra el terrorismo. Si gana, en sus primeros 90 días de gobierno, afirma, liberaría a todos los presos políticos y promovería una justicia independiente.
Su visión de la economía también es diametralmente opuesta. Cree que el actual presidente lideró un proceso que llevó a su país de vuelta a "un sistema soviético".
"No hay libre competencia en Rusia. Putin entiende que si existen actores privados fuertes, eso representa una amenaza para su poder", dice Sobchak. "Creó grandes conglomerados estatales que son ineficientes y yo creo que sólo a través de la libre competencia se puede crecer", completa.
Su triunfo sería así como una nueva revolución rusa, un siglo después. Pero quizá no sea este su momento.
Las elecciones rusas serán el próximo 18 de marzo, dentro de poco más de un mes. Sobchak corre de atrás, contra todas las dificultades de un sistema que controla los medios de comunicación con puño de hierro y deja muy pocos espacios a opositores. Sabe que no será fácil, pero da la pelea. "Debemos vivir con la realidad de que millones de rusos apoyan a Putin y eso en parte es porque nuestro mensaje no les llega", sostiene la postulante de Iniciativa Ciudadana.
Cerca del 70% de los rusos votarán por Putin según las encuestas. Su hegemonía parece asegurada hasta 2024. Media docena de candidatos se reparten los votos restantes, entre ellos esta joven que trajo su campaña a Washington con un pedido concreto a los líderes mundiales: "Les ruego que no legitimen el poder de Putin, que no lo llamen para felicitarlo" si hay sospechas de una votación manipulada.
"Aunque no ganemos esta vez, es importante que nuestro mensaje se escuche. En estas elecciones quiero ser la voz de todos aquellos que quieren hacerse oír y no pueden", dice Sobchak, que hizo un sorpresivo giro profesional cuando en 2011 y 2012 se sumó a las revueltas callejeras que sacudieron la capital rusa. "Rusia no es Putin", remata ante al centenar de periodistas, académicos y expertos de "think tanks" de la capital norteamericana que la escuchan. Es martes al mediodía y en Moscú, casi a la misma hora, el presidente ruso recibía su certificado de candidato.
Sobchak y Putin se conocen bien. De hecho, su rivalidad electoral es una vuelta de tuerta interesante: el padre de la candidata, Anatoly Sobchak, el primer alcalde de San Petersburgo elegido por voto popular, fue un mentor del presidente. Ella misma reconoce haber votado por él en las elecciones del año 2000, pero nunca más.
Y porque lo conoce bien es que esta joven candidata cree saber cómo liberar a Rusia de su férreo control: "Putin es rehén del sistema que ha creado. Sabe que ese sistema puede ser utilizado en su contra una vez fuera del poder y por eso permanece, de modo que debe recibir garantías de que esto no será así y de que se puede retirarse tranquilamente de la vida pública", señala. Por ahora parece sólo una esperanza a largo plazo.
LEA MÁS: