Las autoridades alemanas están alarmadas por el resurgimiento del antisemitismo, 73 años después del fin del Holocausto, en un contexto de crecimiento de la extrema derecha y de la llegada de miles de refugiados provenientes de países enemigos de Israel.
"Es inconcebible y constituye una vergüenza ver que ningún establecimiento judío pueda existir sin protección policial", declaró la canciller Angela Merkel el 27 de enero, al conmemorar el 73 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz en el parlamento este miércoles.
"El odio es un veneno y al final te acabas envenenando a ti mismo" declaró una superviviente del Holocausto, Anita Lasker-Wallfisch, en su discurso ante los parlamentarios.
El antisemitismo es un "virus, aparentemente incurable", criticó.
Angela Merkel, primer canciller alemán en pronunciar un discurso en la Knesset, el parlamento israelí, hace diez años, se comprometió a crear un puesto de comisionado para el antisemitismo en el próximo gobierno, que espera formar en marzo.
Merkel lanzó esa idea después de la quema en Berlín de banderas israelíes durante una manifestación de protesta contra la decisión de Estados Unidos de reconocer Jerusalén como capital de Israel.
Desde hace meses, la comunidad judía alemana advierte al respecto del resurgimiento del antisemitismo. Las fiestas judías ya no pueden celebrarse "en el espacio público sin protección policial", dice Charlotte Knobloch, ex presidenta del Consejo Central de los Judíos de Alemania.
"Más violento"
Los berlineses se vieron conmocionados también por el robo de 16 adoquines de metal instalados en las veredas para honrar a las víctimas del genocidio judío.
El robo fue un mensaje antisemita, ya que se produjo en la víspera de la conmemoración de la Noche de los Cristales Rotos, el pogromo contra los judíos llevado a cabo por los nazis en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938.
"Es la primera vez que se roban tantas Stolpersteine (piedras en el camino)", dice Silvija Kavcic, que administra los 7.000 adoquines de metal que llevan grabados los nombres de las víctimas del nazismo, en su mayoría judías.
El antisemitismo es "cada vez más vehemente y más violento", sostiene por su parte Wenzel Michalski, representante en Alemania de la ONG Human Rights Watch (HRW).
Lo mismo dice el actual presidente del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Josef Schuster.
"Se animan a decir lo que siempre pensaron pero que justamente antes no se animaban a decir", afirma Schuster en una entrevista al diario Bild am Sonntag.
El recuerdo del Holocausto, el genocidio de los judíos, está en el centro de la identidad de Alemania tras la Segunda Guerra mundial.
Pero, paralelamente a la desaparición de los últimos testigos y sobrevivientes del genocidio, los tabúes están desapareciendo.
La espectacular entrada de la extrema derecha en la Cámara de Diputados tras las elecciones de septiembre agravó la situación. Uno de los dirigentes de esa formación calificó de "memorial de la vergüenza" el monumento de Berlín que recuerda el Holocausto.
La bancada de la extrema derecha cuenta entre sus miembros con conocidos antisemitas.
Algunos expertos también denuncian la radicalización de algunos musulmanes, en particular en la fuerte minoría turca, sensible a la retórica del presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
"Para ellos, todo lo que dice es sagrado. Erdogán es un antisemita virulento", acusa el representante de HRW.
También preocupa el desarrollo del antisemitismo en las escuelas, en particular entre los jóvenes musulmanes.
"Judío" se ha convertido en uno de los insultos más corrientes en los patios de recreo, dicen maestros y profesores.
Ante ese fenómeno, un responsable de la ciudad de Berlín propone que todas las escuelas organicen una visita a un campo de concentración, como ya sucede en Baviera.
"Lo determinante no es el origen geográfico, sino el nievel de educación", asegura Günter Morsch, director del Memorial de Sachsenhausen, un campo de exterminio donde murieron 30.000 personas.
(Yannick Pasquet para AFP)
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