El Ejército sirio bombardeó con fuerza la provincia noroccidental de Idlib y causó la muerte de al menos 33 personas en las últimas 24 horas, según informaron este lunes diferentes organismos de derechos humanos.
Los ataques aéreos mataron a 16 personas, entre ellas, 11 que estaban en un mercado, en la localidad del Saraqeb, precisó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
En tanto, en la localidad de Masaran, cuatro mujeres y seis menores de edad perdieron la vida.
Según la organización, otro menor y un hombre fallecieron en otros dos ataque aéreos, uno de ellos registrado en el pueblo de Al Sheij Mustada y el otro en Kafernabal, ambos en la misma provincia.
Ayer, dos niños y tres mujeres perdieron la vida en Maarrat al Nuuman, en el sur de Idlib, mientras que 10 civiles resultaron heridos por varios ataques de aviones no identificados.
La región ya fue sacudida en otras oportunidades por salvajes ataques atribuidos al régimen, el más importante en Jan Sheijoun y con gas cloro, un hecho que dejó más de 80 muertos y mereció la condena global.
Casi toda Idlib está controlada por el Organismo de Liberación del Levante, la alianza de la ex filial siria del grupo terrorista Al Qaeda y otras facciones, contra las que las fuerzas gubernamentales lanzaron una ofensiva el pasado 25 de diciembre.
La organización de Defensa Civil de Siria, conocida como Los Cascos Blancos, denunció también que el régimen utilizó bombas de racimo en sus ataques, prohibidas por las leyes internacionales.
Estos proyectiles liberan una gran cantidad de pequeños explosivos del tamaño de una lata de refresco o inferior, que generan una cantidad de bajas desproporcionadas entre la población civil.
An image from today (29 Jan) from Idlib countryside. This rocket is used to spread internationally banned cluster munitions and mines over farmland – to prevent families from farming. pic.twitter.com/zp7onZavci
— The White Helmets (@SyriaCivilDef) January 29, 2018
De acuerdo con Los Cascos Blancos, las bombas de racimo tienen como fin inutilizar los campos de cultivo, ya que estos pequeños explosivos quedan desperdigados por el territorio sin explotar y hacen extremadamente peligrosa la tarea de trabajar la tierra.
(Con información de AFP y EFE)
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