Turquía exhortó este sábado a Estados Unidos a retirarse de la ciudad Manbij, en el norte de Siria, reafirmando su determinación de continuar y de ampliar su ofensiva contra una milicia kurda aliada de Washington.
"Es necesario que (Estados Unidos) se retire inmediatamente de Manbij", ciudad situada a un centenar de kilómetros al este de la región de Afrin, donde Turquía lleva a cabo desde el sábado pasado su operación, declaró el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlüt Cavusoglu este sábado.
En el octavo día de esta ofensiva terrestre y aérea contra las Unidades de Protección Popular (YPG), que preocupa a varios países occidentales, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se dijo resuelto a "aplastar como una apisonadora" toda amenaza contra Turquía.
Turquía considera "terroristas" a las YPG. Sin embargo, esta milicia kurda es una aliada de la coalición internacional liderada por EEUU contra el grupo Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).
El desacuerdo al respecto envenena las relaciones entre los dos países, socios en la OTAN, desde hace un año, y la operación turca, bautizada "Rama de Olivo", avivó aún más las tensiones entre Turquía y Estados Unidos.
Ankara reprocha a Washington su apoyo a este grupo vinculado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que libra una mortífera campaña en Turquía desde hace tres décadas.
Detonaciones esporádicas
Despreciando los llamados de Estados Unidos a la "contención", Erdogan amenazó el viernes con ampliar la ofensiva turca a otras zonas al norte de Siria controladas por las YPG, como la ciudad de Manbij, donde están desplegados cientos de soldados estadounidenses.
Durante una conversación telefónica por la noche, el consejero de seguridad nacional del presidente estadounidense, H.R. McMaster, "confirmó" al portavoz del presidente turco, Ibrahim Kalin, que Washington no proporcionaría más armas a las YPG, afirmó este sábado la presidencia turca.
Otro intercambio telefónico el miércoles entre Erdogan y Donald Trump puso en evidencia el creciente abismo entre Turquía y Estados Unidos, cuando ambas administraciones dieron versiones considerablemente divergentes de la conversación.
"Es necesario que Estados Unidos rompa totalmente con (las YPG), que recuperen las armas que les proporcionaron", declaró este sábado Cavusoglu.
"No importa el nombre de la organización terrorista, ya sea Dáesh (acrónimo en árabe del ISIS), el PKK o las YPG. Con ayuda de Dios, los aplastaremos como una apisonadora", prometió Erdogan este sábado en Estambul.
Sobre el terreno, este sábado se reanudaron los combates entre las fuerzas de Ankara y las YPG en el noroeste de la región de Afrin. "Los ataques aéreos continúan, pero con menos intensidad debido al mal tiempo", indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
En Azaz, una ciudad situada 20 km al este de Afrin y controlada por los rebeldes sirios apoyados por Ankara, se escucharon detonaciones esporádicas de artillería turca, según una corresponsal de la AFP.
Manifestación dispersada
Unas 15.000 personas se manifestaron este sábado en la ciudad alemana de Colonia contra la operación turca. La policía dispersó la concentración al ver que se enarbolaban símbolos del PKK.
Según el OSDH, los enfrentamientos dejaron más de 110 muertos desde el sábado pasado en ambos bandos, además de 38 civiles, muertos en la mayoría de los casos en bombardeos turcos.
Unicef dijo que al menos 11 niños murieron en bombardeos en Afrin, cuyo principal hospital dijo que tendrá escasez de medicamentos dentro de poco.
Según el gobierno turco, que desmiente cualquier ataque contra civiles, tres soldados turcos murieron y 30 resultaron heridos desde el inicio de la ofensiva.
Varios proyectiles lanzados desde Siria cayeron sobre ciudades fronterizas turcas, especialmente Kilis y Reyhanli, dejando al menos cuatro muertos en ocho días.
La intervención turca en Afrin, que había sido evocada desde hacía meses, se vio precipitada por el anuncio de que la coalición antiyihadista liderada por Estados Unidos iba a crear una "fuerza fronteriza" compuesta sobre todo por miembros de las YPG.
Varios países, como Alemania y Francia, al igual que la Unión Europea, expresaron su preocupación por la intervención turca, que complica aún más la guerra en Siria, causante de más de 340.000 muertos desde 2011.
Con información de AFP
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