Numerosos rusos, entre ellos el presidente Vladimir Putin, se bañaron durante la noche del jueves en las aguas heladas de ríos y lagos, con temperaturas glaciales que obligaron a las autoridades a anular en algunos lugares este ritual tradicional de la Epifanía ortodoxa.
Rodeado de popes e íconos religiosos, Putin se sumergió con el torso desnudo en la helada agua del lago Seliguer, al noroeste de Moscú, mientras la temperatura marcaba -5 °C.
"Putin asistió a una parte de la liturgia (en el monasterio Nílov, en la región de Tver) y luego tomó parte en los baños con motivo de la Epifanía en el lago Seliguer", dijo el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov.
A la vez, apuntó que esta no es la primera vez que Putin se da un chapuzón en aguas heladas, puesto que cumple con la tradición "desde hace años".
Sus conciudadanos hicieron lo mismo, incluso se bañaron con temperaturas de hasta -40 °C en el Extremo Oriente ruso, según las autoridades.
"Durante la noche del 18 al 19 de enero fueron oficiadas más de 7.300 liturgias en (los templos de) Rusia, mientras que en los baños masivos por la festividad del Bautismo del Señor participaron cerca de 1,8 millones de personas", dijo a la prensa la portavoz del Ministerio del Interior, Irina Volk.
En 2017 fueron más de dos millones, pero en Norilsk, en el Gran Norte, el termómetro cayó a -50 °C, con nieve y viento, y las autoridades prefirieron anular el ritual y desaconsejaron los baños por "medida de seguridad", según la agencia de prensa RIA Novosti.
En Ucrania y Bielorrusia, países mayoritariamente ortodoxos, la Epifanía se celebró de forma similar con numerosos participantes, según la prensa local.
Según la tradición ortodoxa, hay que sumergirse tres veces en el agua, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La Iglesia rusa advierte cada año que los baños en aguas heladas solo son aptos para personas sin problemas de salud.
Esta semana, la presidencia rusa informó de que Putin, de 65 años, está "absolutamente sano" y "mejor que muchos".
LEA MÁS: