El naufragio de un petrolero iraní en el mar de China oriental generó en la superficie cuatro capas de hidrocarburos de la misma superficie global que la ciudad de París, anunció Beijing, que se prepara para enviar robots a la zona del accidente.
El buque cisterna "Sanchi", con 136.000 toneladas de crudo iraní a bordo, se hundió una semana después de haber colisionado con un mercante chino el 6 de enero, cuando empezó a arder, a unos 300 km al este de la ciudad china de Shanghái.
Solo se hallaron los cuerpos de tres de los 32 tripulantes que iban a bordo (30 iraníes y dos bangladesíes). Ante las pocas expectativas de hallar supervivientes, se abandonaron las búsquedas.
La administración china encargada de los océanos afirmó el miércoles que estaba supervisando cuatro fugas de petróleo, que abarcaban un área de casi 101 km2, casi el equivalente a la superficie de París.
Ese organismo trata de "controlar el avance de la marea negra y de evaluar su impacto ecológico en el medio ambiente marino", añadió en un comunicado.
El martes, la Administración de océanos informó de una extensa marea negra de 69 km2, a la que se agregaría una contaminación "esporádica" repartida en 40 km2.
El "Sanchi" yace a 115 metros de profundidad, anunció el miércoles el ministerio de Transportes, que agregó que "se desplegarán robots submarinos para explorar las aguas del desastre".
Barcos chinos intentan limpiar las fugas de hidrocarburos. El martes, se enviaron a la zona 13 buques con este fin.
Además de su carga, el "Sanchi" podía llevar a bordo hasta 1.000 toneladas de diésel pesado para el funcionamiento de sus máquinas.
A diferencia del crudo, los condensados, una vez en el mar, no forman una capa en la superficie sino más bien una nube tóxica que flota entre dos aguas.
Por ello, Beijing ha adoptado una actitud apaciguadora sobre las consecuencias ecológicas del naufragio, y ha destacado que la marea negra está relativamente lejos de las costas.
(Con información de AFP)
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