El líder catalán Artur Mas dejó su partido independentista para hacer frente a las causas judiciales en su contra

El ex presidente de la Generalitat y máximo dirigente del Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT) anunció su retiro del bloque. Expresó que la decisión también tiene como objetivo dar lugar a otras figuras políticas

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Artur Mas, ex presidente de la región de Cataluña (Getty)
Artur Mas, ex presidente de la región de Cataluña (Getty)

El líder independentista catalán, Artur Mas, anunció este martes que deja la presidencia de su partido, el PDeCAT (centroderecha), para hacer frente a las causas judiciales en su contra y dar margen a nuevos liderazgos, una decisión que, según reconoció, meditaba desde antes del 1 de octubre.

Mas negó en rueda de prensa que la renuncia guarde relación con la estrategia de su sucesor, el también ex presidente Carles Puigdemont, del mismo partido, quien sigue en Bélgica prófugo de la Justicia española, investigado por supuestos delitos en relación con el proceso independentista catalán.

Sobre la decisión de Mas ha pesado la presión judicial, especialmente después de que el Tribunal Supremo le haya comunicado que lo investiga por rebelión en la causa abierta contra el anterior gobierno regional catalán, que había convocado un referéndum ilegal de "autodeterminación" para el 1 de octubre pasado.

Como presidente de la comunidad autónoma de Cataluña (2010-2016), Mas ya fue uno de los principales impulsores de convocar un consulta soberanista, que efectivamente convocó el 9 de noviembre de 2014, lo que le costó una condena de dos años de inhabilitación por un delito de desobediencia.

Mas consideró que el soberanismo no debe acelerar la implementación de la independencia de Cataluña
Mas consideró que el soberanismo no debe acelerar la implementación de la independencia de Cataluña

El Tribunal de Cuentas ordenó el embargo provisional de sus inmuebles al no poder completar una fianza de 5.2 millones de euros junto a antiguos altos cargos de su gabinete.

Mas remarcó también que no quiere ser un "freno" para "la expansión natural acelerada" de la coalición electoral Junts per Catalunya (JXCat), que encabezó Puigdemont en las elecciones regionales del pasado 21 de diciembre.

El Ejecutivo español convocó elecciones en la región de Cataluña luego de destituir a Puigdemont y todo su gobierno, justo después de que el Parlamento catalán aprobase una declaración a favor de la independencia unilateral de Cataluña.

El PDeCAT había decidido que Puigdemont, diputado electo, pudiera presentarse a las elecciones autonómicas catalanas del 21 de diciembre pasado con una lista de candidatos independientes, aunque también con algunos representantes del partido, heredero de la antigua CDC, afectada por casos de corrupción.

Mas, sin embargo, desvinculó su renuncia a la sentencia del caso de Palau de la Música -de supuesto pago de comisiones-, que se conocerá el próximo lunes.

Carles Puigdemont permanece exiliado en Bélgica (REUTERS)
Carles Puigdemont permanece exiliado en Bélgica (REUTERS)

En 2016, Mas impulsó la transformación del partido nacionalista de derechas CDC en otro independentista, el PDeCAT, después de que el Gobierno español no atendiera sus demandas para reformar el sistema de financiación pública de Cataluña.

Mientras tanto, JxCat ha planteado la posibilidad de que Puigdemont sea investido jefe del próximo gobierno regional por el Parlamento catalán a distancia, de manera "telemática", ya que está en Bélgica, a lo que se oponen los partidos favorables a la unidad de España.

Mas dijo que "respetará" las decisiones de Puigdemont, y rechazó opinar sobre si debe asumir la presidencia así o regresar de Bruselas, a la vez que remarcó que, en los últimos dos años, no ha hecho "ni una sola declaración pública que cuestionara" a Puigdemont, "pudiendo estar de acuerdo más o menos".

Mas, en una reunión del partido de este lunes, reclamó no repetir comicios y lograr un nuevo gobierno catalán estable, lo que fue interpretado como un mensaje velado a Puigdemont.

También señaló que al no haber pasado "claramente del 50 % de los votos" en las elecciones de diciembre pasado, el soberanismo catalán no puede "acelerar la implementación de la independencia en el cortísimo plazo, porque es muy difícil hacerlo con el 47,5 % de los votos".

Con información de EFE

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