Cuando una empresa grande como Google compra una start-up, lo que en realidad hace es contratar a un equipo cuyo talento ha creado algo valioso, observó Sydney Finkelstein, profesor de Administración y director del Centro de Liderazgo Tuck en Dartmouth College. Los grupos que ya trabajan bien comienzan a dar resultados antes, interpretó.
Se preguntó entonces qué pasaría si los empleos se contrataran en equipo, y no individuo por individuo.
El autor de Superbosses: How Exceptional Leaders Master the Flow of Talent (Superjefes: cómo los líderes excepcionales dominan la corriente de talentos) explicó en The Wall Street Journal (WSJ) que, aunque sueñe extraña, la idea tiene una serie de ventajas. La primera, señaló, es la confiabilidad de la elección.
"Muchas investigaciones han demostrado que las entrevistas laborales convencionales predicen mal el desempeño futuro de un candidato", argumentó. Pero las preguntas difíciles no alcanzan a compensar elementos como el prejuicio: "Solemos favorecer a las personas que se parecen a nosotros, que piensan como nosotros".
En cambio, cuando se contrata a un equipo ya existente, las empresas pueden tener la confianza en que los nuevos empleados van a trabajar bien: "Ya lo han hecho". Los datos que se pueden encontrar en la historia de desempeño de un equipo "son mucho más valiosos que las impresiones ampliamente subjetivas que se recogen en las entrevistas de trabajo".
El Foro Económico Mundial, agregó, hizo una lista de los 10 talentos que más van a necesitar las empresas en 2020, y casi todos son muy difíciles de evaluar en una entrevista pero muy sencillos de identificar al analizar la historia de trabajo de un equipo: capacidad de administrar recursos humanos, inteligencia emocional, negociación, por ejemplo, enumeró en WSJ.
Otra razón a favor de los equipos, siguió, es que mientras que un individuo necesita tiempo —por lo general, dos meses— para adaptarse a un nuevo grupo de trabajo,"un proceso que puede llevarlos a sacrificar su propia creatividad", un grupo preestablecido permite que cada uno de sus miembros se desempeñe con más confianza y más rápidamente.
Sumar a una persona a una cultura de trabajo implica muchas veces la expectativa de que aporte una mirada fresca, externa, diferente. Pero en general las personas se acostumbran al entorno, en lugar de cambiarlo. "Al contratar equipos ya formados, las empresas pueden incorporar a la vez a varios individuos que ya son parte de una cultura de equipo diferente".
Finkelstein cree que también eso ayuda a incorporar mujeres en espacios de importancia para la empresa. Cita un estudio publicado en Economic Journal según el cual las mujeres tienden más a competir si integran un equipo que si trabajan solas. Contratar equipos presenta, automáticamente, la posibilidad de crear un ámbito al que las mujeres se sientan más atraídas y que otorgue entonces más diversidad a la compañía.
El conflicto en el trabajo es un factor que afecta la productividad, agrega estrés y reduce la creatividad, observó: luego de una situación de agresión o similar, el 48% de las personas reduce el esfuerzo que pone en el trabajo y el 38%, la calidad. "Los integrantes de un equipo que han trabajado juntos durante un tiempo suelen haber aprendido a manejar las diferencias y resolver los conflictos cuando se presentan", señaló como otra ventaja.
Siempre habrá individuos talentosos que valdrá la pena contratar solos, reconoció Finkelstein. Y para que un equipo preformado no quede como una isla en una cultura de trabajo ajena, siempre será bueno buscar el modo de integrarlos con proyectos específicos para que los diferentes miembros interactúen con el resto del personal, a modo de puentes. Pero el efecto de cohorte es, en su opinión, un recurso probado que se desaprovecha.
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