El régimen iraní ha tenido una respuesta contradictoria a la ola de protestas que sacude al país desde el jueves y que ya ha provocado al menos 20 muertos, acusando a los "enemigos" en el extranjero de orquestar las manifestaciones y al mismo tiempo aceptando la legitimidad de las demandas.
El lunes, el presidente Hasan Rohani reconoció ante un grupo de parlamentarios que las protestas contra el régimen parten de las "emociones y los problemas de la gente", al tiempo que aceptó que además de una mejora en la economía, los manifestantes también demandan mayor libertad.
"No podemos decir que todos los que han salido a las calles reciben órdenes del extranjero. Puede que haya un puñado así, pero muchos han salido a las calles debido a sus emociones y en respuesta a sus problemas", reconoció Rohani, matizando su primera reacción de acusar a Israel y a otros países de estar detrás de las manifestaciones.
"Sus problemas no son solo económicos, no es que protestan para pedir dinero, pan y agua. Tienen otras demandas también. Una de ellas es que se permita un ambiente más libre", consideró, según la agencia Reuters.
Rohani también explicó en la reunión ante comisiones del Majlis, el parlamento iraní, que si bien las protestas parecían en la superficie una amenaza debían "convertirse en una oportunidad".
Tienen otras demandas. Una de ellas es que se permita un ambiente más libre
Hasan Rohani, presidente
Los enemigos se han unido y están usando todos sus medios para crear problemas para el régimen islámico
Ayatollah Alí Khamenei
Pero por otro lado, el Líder Supremo de Irán, el ayatollah Alí Khamenei, apuntó de lleno este martes contra los "enemigos" del país.
"En los sucesos de los últimos días, los enemigos se han unido y están usando todos sus medios, dinero, armas, políticas y servicios de seguridad, para crear problemas para el régimen islámico", dijo Khamenei en la televisión estatal, de acuerdo con la agencia AFP.
Las manifestaciones comenzaron el jueves en Teherán y en numerosas otras ciudades a lo largo del país, y ya se han reportado al menos 20 personas fallecidas en los choques con las fuerzas de seguridad. Entre estas hay también un policía muerto por un disparo.
Irán es uno de los mayores productores de petróleo del mundo, y el levantamiento en los últimos años de parte de las sanciones que bloqueaban su economía se ha convertido en una leve mejora de la situación.
Pero el desempleo sigue siendo muy alto, alcanzando el 28,8% entre los jóvenes, la inflación se encuentra alrededor del 10% y los costos de vida son cada vez más abultados en una economía estancada que no despega, a pesar de las promesas del presidente.
El país se encuentra, además, involucrado en las guerras en Siria, Yemen e Irak, como parte de un enfrentamiento regional con Arabia Saudita, que le insumen grandes cantidades de recursos, y los iraníes han comenzado a cuestionar a sus líderes por esta situación.
Además, gran parte de la población continúa demandando más libertades dentro de la ultraconservadora república nacida de la Revolución Islámica de 1979, así como mayor transparencia.
Hasta el momento las protestas no llegan a la masividad de 2009, cuando millones de personas salieron a las calles para rechazar la reelección de Mahmoud Ahmadinejad, sospechada de estar arreglada por las autoridades, pero han generado una enorme presión sobre el régimen.
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