El enigma de las lunas perdidas

Mientras la mayoría de los expertos se desviven por descubrir nuevos planetas aptos para reproducir la vida terrestre, otros buscan resolver misterios paralelos. Este es uno de ellos

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(iStock)
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Estamos acostumbrados a descubrir nuevos planetas. Cada anuncio de la NASA reaviva las esperanzas de que el hallazgo venga con la buena noticia de que podría ser habitables. Sin embargo, no se descubren lunas…

Según un equipo de investigadores de la Universidad de Cornell, en Nueva York, el universo podría estar inundado de objetos solitarios que nacieron como lunas pero que fueron violentamente expulsados de sus sistemas por sus convulsos anfitriones planetarios. La investigación acaba de aparecer en arXiv.org.

La Vía Láctea podría tener entre una y cien lunas errantes por cada estrella

José Manuel Nieves explica en su artículo del diario español  ABC que una de las razones por las que aún no hemos encontrado lunas es que son muy pequeñas en relación con los mundos que orbitan y se encuentran, además, a distancias que desafían los límites de detección de nuestros mejores instrumentos.

La superluna de este 1 de enero (Reuters)
La superluna de este 1 de enero (Reuters)

Pero la investigación, detalla el periodista especializado en ciencia, apunta a otra interesante posibilidad: no las vemos porque no están ahí, o por lo menos no en la cantidad esperada. Para llegar a esta sorprendente conclusión, los astrónomos Yu-Cian Hong, de la Universidad de Cornell, y Sean Raymond, del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia, llevaron a cabo una serie de simulaciones informáticas que tenían por objeto descubrir qué pudo haber sucedido con las lunas de un sistema planetario en plena formación.

Sabemos que los planetas suelen nacer en medio del caos inicial de un sistema estelar recién nacido, un ambiente violento y hostil en el que las colisiones entre los mundos en plena formación se suceden de forma habitual. En busca de una órbita estable, en efecto, los planetas se empujan y desplazan unos a otros. Y ese proceso puede resultar catastrófico para las incipientes lunas alrededor de esos mundos lejanos.

De hecho, el modelo puesto a punto por el equipo de Hong y Raymond muestra claramente que las "lunas primordiales" son expulsadas por sus planetas entre el 80 y el 90 por cien de los casos. Y que la mayoría de esas lunas acaba perdiéndose sin remedio en el vacío del espacio interestelar. Según Raymond, en la Vía Láctea podría haber entre una y cien lunas errantes por cada estrella que existe, lo que dispararía su número a varios cientos de miles de millones solo en nuestra galaxia.

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