Por qué Arabia Saudita compara la teocracia iraní con la Alemania nazi

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El líder supremo iraní Ali Khamenei y el führer nazi Adolf Hitler
El líder supremo iraní Ali Khamenei y el führer nazi Adolf Hitler

Al revisar la reiterada comparación efectuada por el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, del líder supremo iraní, el ayatollah Khamenei y Adolfo Hitler, difundida ayer en varios medios árabes, uno de los más importantes analistas del mundo árabe islámico, Abdulrahman al Rashed, ex director de la cadena de TV Al Arabiya y actual columnista del diario Al Madina y la revista Al Bilad, explicó que aunque existen conflictos históricos y sectarios entre Irán y los países del Golfo, la comparación no sugiere que Irán sea la Alemania nazi.

Sin embargo, la declaración del príncipe heredero claramente dibuja la comparación basada entre ambos líderes considerando que Khamenei conduce una teocracia expansionista y no piensa dos veces en arriesgar la vida de cientos de miles de personas brindando ayuda -al menos- a organizaciones terroristas que han cometido asesinato de inocentes en la región y más allá de sus fronteras.

Desde la Revolución Islámica instaurada por Khomeini, Teherán se negó a reconciliarse y a abrirse con sus vecinos árabes y occidentales, y hoy continúa invirtiendo casi toda su energía en la construcción de un Estado militar hostil y supremacista respaldado por una red de poderes terroristas que se extiende en el mapa desde Indonesia hasta África Central, pasando por Latinoamérica y Europa y que pretende infiltrarse en los Estado Unidos además de propugnar la destrucción del Estado Judío, sostuvo el analista Al Rashed.

El problema de Europa con Hitler comenzó con su tendencia a usar el poder hostil y dio rienda suelta a su ambición de apoderarse de los países que veía como la clave para asegurar a Alemania, como Checoslovaquia, Polonia y Francia. Y la expansión de Hitler no tuvo fin hasta que los Estados libres se unieron y decidieron enfrentarlo para frenar su delirio expansionista.

Lo que el Golfo enfrenta hoy, según Al Rashed, es un régimen que sigue los pasos de Hitler, pero el pueblo persa en su totalidad no es el pueblo alemán de finales de 1930, que en la generalidad de su sociedad civil acompañaba el sueño de guerra nazi de Hitler. Contrariamente, los iraníes sufren al régimen y su represión interna de manera diferente a la relación del pueblo alemán con el régimen nazi. El líder supremo de Teherán justifica la ocupación del Líbano a manos de Hezbollah -su ejército ocupante del país de los cedros-, también respalda el envío de soldados y guardias revolucionarios a Irak y Siria al considerar a esos países como "claves", aunque su país no comparte fronteras con Siria.

El régimen de la República Islámica ha mostrado su inclinación al fascismo ideológico desde que los clérigos ocuparon las instituciones democráticas estatales hace cuatro décadas. Sin embargo, para Al Rashed, esto no se traduce completamente en un conflicto sectario entre sunitas y chiitas, como muchas veces se escucha o se lee en la prensa internacional, ya que es un hecho concreto que Irán respalda a organizaciones terroristas sunitas como Hamas, la Yihad islámica palestina y la Hermandad Musulmana egipcia.

Por si quedan dudas de esto, Irán es el único régimen chiita regional que proporcionó apoyo y refugio dentro de su territorio al liderazgo de Al-Qaeda después de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

También se estaría minimizando la gravedad de la amenaza al sugerir que los recientes enfrentamientos y conflictos son simplemente por el hecho de que Irán libra una pelea de inspiración étnico-religiosa con los árabes en nombre de una dinastía Safávida que claramente se está reintegrando.

El líder supremo, Ali Khamenei, que se sitúa en la cima de la pirámide de la autoridad de Irán, no es persa, sino que desciende de raíces azerbaiyanas, lo que no excluye que su autoridad y su pensamiento actuales sean fascistas, expansionistas y peligrosos, ya que no conoce ningún límite de las leyes reconocidas por la comunidad internacional. El Guía Supremo indica la dirección de las políticas y acciones del país, y no se detendrá en lo que señala como áreas vitales, sino que también se expandirá como lo hicieron los fascistas, dice Al Rashed.

Si no encuentra obstáculos, Khamenei se dirigirá hacia Arabia Saudita, y en el camino, pasará por Kuwait, Qatar y Bahréin, como hizo Hitler cuando se apoderó de los Estados bálticos, Ucrania y Bielorrusia, en la segunda fase de su plan para invadir la ex Unión Soviética.

En realidad, la mayoría de las disputas del Golfo con la República Islámica de Irán son fáciles de resolver, pero su teocracia política no está interesada en buscar una solución, ya que está anclada en un proyecto militar y partidista-expansionista que se asemeja a la idea del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), que habla de establecer un califato aglutinante con subestados expandidos que le obedezcan.

En su versión nacional socialista, ese era el sueño europeo de Hitler que llevó a la destrucción total de Alemania en 1945. La visión actual de Khamenei para Irán es similar a la Alemania nazi, donde la vida de las personas, la Justicia y la legalidad internacional, sin importar de quién se trate, no tiene ningún valor, concluyó el analista árabe.

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