Barry Sherman (75 años) y su esposa Honey (70 años) aparecieron muertos en Toronto. La noticia pronto recorrió los medios canadienses y conmovió a la opinión pública. Fundadores y principales accionistas de Apotex Inc., un gigante farmacéutico del país del Norte, murieron por "compresión de cuello", según el informe policial.
En un principio, en su mansión de 50 Old Colony Road todo parecía estar en condiciones, sin que nada estuviera fuera de lugar, según dijeron los investigadores. Solo los cuerpos inertes de los Sherman —cuya fortuna supera los 3 mil millones de dólares, según Forbes— no acompañaban la armonía del lugar.
¿Un pacto suicida? Fue una de las primeras versiones que recorrieron los medios de Canadá. Pero nada de eso está comprobado. Más aún: los planes que la familia tenía programados desde hacía tiempo habían sido anunciados hacía menos de una semana por Honey a unos amigos. Tenían pensado viajar a Palm Beach, Florida, Estados Unidos, para pasar las fiestas de fin de año en una de sus propiedades que allí tenían.
"Tengo ganas de que nos reunamos en Florida. Voy hacia el Sur el lunes, el 18 de diciembre, hasta el viernes 12 de enero", escribió la mujer a sus amigos el lunes pasado. Su cadáver, junto con el de su marido, fueron descubiertos el viernes por la noche. ¿Qué tipo de suicida planifica sus vacaciones para 48 horas después de quitarse la vida? Eso es lo que intriga a los detectives. Incluso, en ese correo electrónico, Honey explica que su marido sería parte del banquete del 24 de diciembre y que se quedaría hasta el final de su estadía junto con ella, según consignó el diario Toronto Globe and Mail.
Los cuerpos de ambos fueron hallados colgando de una barandilla de la piscina que tenían en la zona de entrenamiento de su mansión, en uno de los sótanos de la propiedad.
Por el momento, la Policía de Toronto calificó la muerte de ambos como "sospechosa" y no como "homicidio". Otros medios canadienses señalaron que Sherman había matado a su mujer y que luego se había suicidado, aunque esto no comprendía un pacto mortal entre ambos. Pero esta versión indignó a los hijos de la pareja y al resto de la familia. "Nuestros padres compartían el entusiasmo por la vida y su compromiso con su familia y su comunidad es inconsistente con los rumores que circulan en los medios sobre las circunstancias que rodearon su muerte", indicaron en un comunicado.
"Estamos conmovidos y creemos que es irresponsable, de parte de la policía, que se haya filtrado una teoría en los medios que ni la familia, ni sus amigos ni sus colegas creen que sea cierta", señalaron.
Los cuerpos del matrimonio Sherman —en el puesto número 15 entre los más ricos de Canadá— fueron encontrados por un agente de bienes raíces que estaba ayudándolos a vender la mansión, que tiene un valor de casi 7 millones de dólares. Al ingresar a la vivienda, se encontró con el dantesco espectáculo de los cuerpos colgando al lado de la piscina interior. Según atestiguó, no había signos de que la puerta principal hubiera sido forzada por delincuentes y todo estaba en su lugar.
La muerte de Sherman llega en un momento crítico de la industria farmacéutica, cuando el gigante que él creó hace 43 años enfrenta nuevos desafíos, ahora sin su líder natural y sin alguien que pueda timonear su destino como lo hiciera su fundador. Las nuevas políticas del gobierno canadiense y otras medidas que afectaron a la industria de los genéricos han sido factores determinantes en los últimos años de Apotex, que ha tenido que cambiar su estrategia una y otra vez.
En los inicios de los 70, Apotex se convirtió en un gigante de las drogas, gracias a que Sherman halló la manera de producirlas de manera genérica investigando los componentes que poseían los remedios más populares de Canadá, haciéndolos muchos más accesibles económicamente. Actualmente se desempeñaba como director de la compañía y continuaba trabajando todos los días de la semana para ver crecer a la firma. Incluso mantenía su puesto de jefe diseñador de cada dosis que formulaba Apotex.
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