Cada prueba de misiles balísticos, cada explosión nuclear subterránea, cada reporte de violaciones a los derechos humanos en Corea del Norte de los últimos años ha recibido, casi como un reflejo, una respuesta de la comunidad internacional: sanciones.
Establecidas por el Consejo de Seguridad de la ONU, pero también por países particulares, estas medidas han caído usualmente sobre las empresas estatales del régimen comunista y también sobre los altos funcionarios del Partido de los Trabajadores, el único legal, que las controlan.
El fin es limitar el comercio y reducir la capacidad de Pyongyang de obtener divisas extranjeras y, por añadidura, importar las materias primas necesarias tanto para su ambicioso programa nuclear y misilístico.
Pero los misiles se siguen lanzando y son cada vez más potentes, como quedó evidenciado por el Hwasong-15 de la semana pasada; las pruebas nucleares se hacen cada vez más seguido y en los últimos dos años hubo tres; y el régimen de Kim Jong-un sigue reprimiendo a su población y purgando a su clase política.
¿Cómo lo logran, entonces?
La respuesta está en la misteriosa Oficina 39 del Partido de los Trabajadores, una organización secreta creada en 1974 por el primer líder, Kim Il-song, con el sólo fin de continuar el flujo de moneda extranjera al país de la forma en que fuera posible.
"La Oficina 39 es una rama secreta del gobierno de Corea del Norte que provee apoyo crítico a los líderes del país en parte a través de actividades económicas ilícitas y también gestionando fondos para sobornos y generando ganancias", la definió el Departamento del Tesoro de Estados Unidos en 2010, cuando estableció sanciones para el banco Korea Daesong por formar parte de esta red.
"El banco Korea Daesong Bank y la corporación de comercio Korea Daesong son elementos esenciales de la red financiera que la Oficina 39 sostiene para apoyar las actividades ilícitas y peligrosas de Corea del Norte", sostuvo en ese momento Stuart Levey, entonces subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera.
La Oficina 39, llamada así porque se cree que posee una base física con esa denominación dentro de un gris edificio del partido en Pyongyang, también participa en actividades de narcotráfico, venta ilegal de medicamentos, fraude de seguros, falsificación y lavado de dinero, venta de armas y de secretos nucleares, y contrabando, aunque su alcance total es difícil de medir. Según una investigación del periodista David Rose para Vanity Fair, esta organización logra ingresar entre 500 y 1000 millones de dólares en divisas extranjeras al año, cubriendo el faltante producido por las sanciones.
A pesar de que el régimen viene sufriendo estas medidas coercitivas desde hace tiempo, su cantidad y severidad aumentaron notablemente a partir de 2006, cuando el fallecido Kim Jong-il ordenó la primera prueba nuclear en el país.
Las sanciones apuntan a frenar los desarrollos nucleares estableciendo un embargo de armas; a reducir el ingreso de divisas limitando el comercio con Corea del Norte; y a congelar los activos que los miembros del régimen mantienen en cuentas en el extranjero.
La última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, la 2375 en septiembre pasado, fue un poco más lejos y limitó las ventas de petróleo y sus refinados, y prohibió la venta de gas al país. Pero también hizo ilegal la compra de textiles y carbón norcoreanos, así como también el empleo de sus ciudadanos en el extranjero.
Este último punto es importante ya que la venta de textiles y carbón a China y la entrada de remesas de los norcoreanos trabajando en ciudades de frontera es uno de los pocos medios legales que Pyongyang aún tenía para recibir divisas, en este caso el renminbi.
De esta manera la carrera entre las sanciones y la Oficina 39 se ha convertido en juego del "gato y el ratón", según reportó el Financial Times en una extensa investigación, por el cual esta red ilegal parece mutar constantemente de prácticas para esconder sus actividades comerciales en el extranjero.
Por ejemplo, los norcoreanos izan falsas banderas en sus cargueros para poder poder transportar sus productos, o montan estructuras de negocios legítimas que esconden, en realidad, la venta de una multitud de productos legales y prohibidos, desde el Viagra falsificado a la heroína.
La Unión Europea (UE), que ha también impuesto sanciones a Corea del Norte, señaló que "la Oficina 39 es una de las más importantes organizaciones asignadas a la adquisición de moneda y mercaderías" al justificar su adhesión a las medidas contra la corporación Korea Daesong, la más grande del país.
J.R. Mailey, investigador en Departamento de Defensa de Estados Unidos, considera que Korea Daesong es la estructura legal y visible de la oficina 39, según reportó el Financial Times. Pero también hay otras con contactos en diferentes polos financieros de la región, como Hong Kong.
Una de estas es la Corporación de Desarrollo Económico Kumgang (KKG, en inglés), una extensa red que, entre otros negocios, mantiene un servicio de taxis en Pyongyang que sólo acepta moneda extranjera para cancelar las cuentas.
"Los taxis de KKG podrían generar algo de moneda extranjera de turistas para el régimen, pero todo indica que su real objetivo son los sectores de minería y petróleo", señaló Mailey.
Aquí entra otra práctica de la Oficina 39, reportada en diversos informes de la ONU, que se basa en ofrecer desarrollos de infraestructura a cambio de recursos naturales en algunos de los rincones más opresivos de África, como Angola, Zimbabwe y Guinea, a través de las redes de KKG y el denominado Queensway Group, con base en Hong Kong
De acuerdo a un reciente artículo del New York Times, Corea del Norte ha logrado sobrevivir a las sanciones precisamente porque, a través de la Oficina 39, se maneja de una manera más cercana a la mafia que a un estado.
"Cada rueda en la maquinaria de la nación se moviliza para facilitar la criminalidad del régimen: los desertores nos han contado de niños forzados a trabajar en campos de amapola; los barcos mercantes que el Estado opera legalmente llevan efectivo y contrabando escondido; los diplomáticos cargan heroína en su equipaje privilegiado", señaló el artículo. "El crimen es la industria nacional de Corea del Norte", agregó.
Un desertor de la Oficina 39
Ri Jong-ho, de 59 años, afirmó este año que Pyongyang recibe combustible de Rusia más allá de la cuota impuesta por las sanciones a través de Singapur. "Es más que nada diésel y algo de gasolina. Se viene procurando a través de corredores en Singapur desde principios de 1990", indicó el presunto ex funcionario de la Oficina 39 al South China Morning Post.
La cantidad llegaría a 300.000 toneladas de productos derivados de petróleo de parte de Rusia y se habría originado por los conflictos entre Pyongyang y Beijing, su único aliado que en los últimos tiempos se sumó a las sanciones y que ha forzado al régimen a buscar otros benefactores.
El desertor aseguró también que la organización cuenta con cinco grupos de trabajo y que obtiene sistemáticamente divisas mediante el envío de trabajadores al extranjero y burlando las sanciones para el comercio.
Los grupos son el Daehung, que obtiene fondos logrando exportaciones de alimentos, incluyendo los hongos "matsutake" y un tipo de cangrejo, codiciados en Japón; el Kumgang, que domina las exportaciones de oro; el Daesong, centrado en la exportación de productos procesados; el Daesong Bank, encargado de las actividades financiera; y un quinto grupo destinado a enviar trabajadores al extranjero.
Para evadir las sanciones de la ONU, la Oficina 39 se ha valido de contactos tanto en China como en Rusia que prestan nombres para abrir cuentas en el extranjero y así poder recibir los pagos por la venta de productos norcoreanos, explicó Ri, quien formaba parte de la red desde la década de 1980 y decidió desertar luego de que Kim Jong-un ejecutara a su poderoso tío, Jang Song-thaek.
De acuerdo a la información que ofreció, se supo que el director de esta organización sería Chon Il-chun, primer vicedirector del Comité Central del Partido de los Trabajdores y antiguo compañero de escuela del fallecido Kim Jong-il.
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