El millonario acuerdo que impuso Robert Mugabe para aceptar su renuncia: habrá hasta un feriado en su honor

El ex dictador de Zimbabwe no tendrá que irse del país ni abandonará su lujoso estilo de vida junto a su esposa, Grace Mugabe. Sus negocios y los de sus familiares podrán seguir funcionando con la nueva administración

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El presidente Robert Mugabe junto con su esposa Grace Mugabe durante un acto el pasado 8 de noviembre (AFP/Jekesai NJIKIZANA)
El presidente Robert Mugabe junto con su esposa Grace Mugabe durante un acto el pasado 8 de noviembre (AFP/Jekesai NJIKIZANA)

La salida del poder de Robert Mugabe terminó siendo mucho menos dramática que la de varios dictadores. Si bien su renuncia marca un cimbronazo en la historia de Zimbabwe, luego de 37 años al mando, el longevo mandatario logró un acuerdo que involucra millones de dólares, una alta pensión y la tranquilidad de saber que no será procesado.

La suma exacta, según funcionarios allegados al partido del Gobierno consultados por The Guardian, alcanzaría los 10 millones de dólares. La mitad sería entregada en el corto plazo en efectivo, y el resto en pagos a futuro. Además, el ex presidente y su esposa, Grace Mugabe, gozarán de una pensión vitalicia de USD 150 mil y USD 75 mil, respectivamente.

La pareja presidencial también podrá quedarse con la famosa mansión conocida como Blue Roof, ubicada en la capital, Harare.

El Estado también continuará corriendo con sus gastos de cuidados médicos, personal, seguridad y viajes.

El acuerdo, además, incluye los negocios del ex presidente. Según le prometieron en la mesa de negociación, sus empresas no serán afectadas en la transición política ni se planea una expropiación, un tema que era reclamado por la oposición.

En esa protección también recaerán las inversiones de sus familiares cercanos. Recientemente, Russell Goreraza, el primogénito de Mugabe, importó dos limusinas Rolls-Royce, según publicó la prensa local, que destacó sus negocios en la industria minera.

Mugabe durante la ceremonia de su nueva investidura en un estadio deportivo de 60.000 asientos en la capital del país, Harare, el 22 de agosto de 2013. La toma de posesión se produjo luego de conseguir otro mandato de cinco años en una elección que la oposición consideró injusta
Mugabe durante la ceremonia de su nueva investidura en un estadio deportivo de 60.000 asientos en la capital del país, Harare, el 22 de agosto de 2013. La toma de posesión se produjo luego de conseguir otro mandato de cinco años en una elección que la oposición consideró injusta

"Estaba preocupado por lo que estos cambios podrían implicar para mí, personalmente, pero ahora estoy seguro de que puedo seguir viviendo en mi país", confió al medio británico un familiar del ex mandatario que vive en Harare y tiene un importante negocio agrícola.

Por su parte, líderes de la oposición criticaron las versiones que aseguraban que Mugabe tendría inmunidad plena, luego de años de abusos contra los derechos humanos. "Es inconstitucional, la ley no debe autorizarlo", reclamó Douglas Mwonzora, secretario general del Movimiento para el Cambio Democrático.

Pese a que consideró que en los últimos años la política en Zimbabwe estuvo "envenenada" y aseguró que con su llegada se inicia una nueva etapa, en su discurso de asunción, el nuevo presidente, Emmerson Mnangagwa, tuvo palabras de reconocimiento para Mugabe, a quien describió como un "padre", "mentor", "líder" y "camarada".

Emmerson Mnangagwa
Emmerson Mnangagwa

Apodado "El Cocodrilo", veterano de la guerra de liberación de Zimbabwe al igual que Mugabe, sirvió como su vicepresidente hasta que fue destituido el pasado 6 de noviembre entre presiones de la primera dama, quien perseguía su ascenso en el poder.

Poco más de una semana después, las Fuerzas Armadas, con las que Mnangagwa tiene un buen vínculo, se levantaron contra el Gobierno y confinaron al presidente y su familia. La crisis acabó con el final del "reinado" de casi cuatro décadas de Mugabe, abandonado por todos sus aliados históricos y con la designación de Mnangagwa.

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