Fusobacterium nucleatum. Seguramente jamás escuchó este nombre. Pero, al parecer, es más común de lo que uno podría imaginar en seres humanos. Sobre todo en aquellas personas que -según un estudio publicado por la Science Magazine– desarrollan cáncer de colon. Pero esta bacteria, según parece, también es una parte integral del cáncer.
El informe, publicado ayer por esa prestigiosa revista de divulgación científica, indicó que los científicos a cargo de la investigación experimentaron con ratones para conocer los efectos de la bacteria y su desarrollo. Así, se evidenció que un antibiótico que silencia este organismo ralentiza el crecimiento de las células cancerosas en los roedores.
Bert Volgestein, médico e investigador del Johns Hopkins Hospital, fue medido en sus palabras, pero expresó su sorpresa ante la evidencia encontrada no solo en el cáncer de colon, sino en otros tipos del mal. "La idea de las bacterias en los tumores es fascinante e inesperada", indicó.
Todo comenzó hace seis años, cuando los médicos Matthew Meyerson y Robert A. Holt, del Dana-Farber Cancer Institute y de la Simon Fraser University, encontraron cada uno por su lado Fusobacterium nucleatum en dos pacientes con cáncer de colon. Esta bacteria, usualmente, habita en la boca de las personas. La novedad llamó la atención de los profesionales.
Alrededor del mundo, otros médicos informaron sobre el mismo fenómeno. Pero había que seguir haciendo investigaciones para saber si la bacteria se mantenía en el cáncer original o formaba parte de la metástasis en los pacientes atendidos. Fue así que estudiaron los tumores de aquellos pacientes cuyo cáncer de colon se expandió hasta sus hígados. El resultado fue similar. Hallaron en el nuevo órgano atacado la inusual bacteria, según reveló el estudio hecho por Meyerson.
"La explicación más probable es que el cáncer hace metástasis en el hígado y lleva este microbioma con él. Las bacterias no están allí por casualidad. Es increíble que las bacterias sean una parte tan integral del cáncer", explicó Meyerson al diario The New York Times.
Los experimentos continuaron. Los científicos debían buscar más evidencia que corroborara su hipótesis más fuerte de que la Fusobacterium nucleatum "viajaba" con el tumor. Fue entonces que repitieron la experiencia con cuatro ratones distintos y siempre sucedió lo mismo. La bacteria permanecía en cada uno de ellos.
Y fueron más lejos aún. Aplicaron sobre los roedores un antibiótico que se aplica contra la bacteria cuando esta aparece —más normalmente— en otras zonas del cuerpo humano. Tratados con metronidazol observaron que los tumores crecían a un ritmo considerablemente más bajo que el anterior. Y cuando utilizaron otro antibiótico que la Fusobacterium nucleatum resiste —eritromicina—, el cáncer volvió a cobrar fuerza.
Sin embargo, esta novedad científica es demasiado joven para trasladarla de manera automática como tratamiento del cáncer de colon. El uso de esta medicina —metronidazol— está siendo analizada en profundidad, ya que así como ataca esa bacteria, también podría dañar otras que son necesarias para el organismo humano.
Para los científicos, también hay que considerar el papel específico que cumple la bacteria en el cáncer de colon. Como no se sabe si es el causante del tumor, se estudia la posibilidad de que ataque el sistema inmunológico, debilitando la respuesta que el cuerpo tiene sobre el mal que lo afecta.
Además, según indicó Holt, otro de los problemas radicaría en la extensión del tratamiento. Debido a que la Fusobacterium nucleatum se reintroduce constantemente por la boca, si una persona detiene el consumo del antibiótico, la bacteria podría reaparecer en el tumor que estaba siendo tratado. Todo, por el momento, está en etapa de estudio, aunque el descubrimiento abre una luz de esperanza en el mundo científico.
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