Emmerson Mnangagwa asumió como presidente de Zimbabwe tras la renuncia del dictador Robert Mugabe

El antiguo vicepresidente, que se había exiliado hace apenas semanas, fue rescatado por los militares que perpetraron el golpe de Estado para forzar la salida del líder que estuvo 37 años en el poder

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“El pueblo ha hablado”, dice
“El pueblo ha hablado”, dice el cartel sobre Emmerson Mnangagwa, quien entra al Estadio Nacional de Harare para jurara como presidente de Zimbabwe(AFP)

El ex vicepresidente Emmerson Mnangagwa cumplió su viejo deseo de convertirse en jefe de Estado de Zimbabwe al ser nombrado oficialmente en un acto desarrollado en el Estadio Nacional de Harare, la capital del país, colmado por miles de personas. Es el primer cambio de liderazgo desde la independencia, en 1980.

El nuevo líder cumplió su deseo después de que su nombre estuviera vinculado durante casi 15 años a numerosos planes para reemplazar a Mugabe, que le costaron la destitución como vicepresidente el pasado día 6, forzada por la ambición de la primera dama, Grace Mugabe.

Su expulsión del poder fue el desencadenante definitivo para que sus viejos aliados del Ejército lo elevaran de una vez por todas a la presidencia, mediante lo que los zimbabuenses ya llaman "golpe cortés" contra el ya ex presidente Mugabe, de 93 años.

Su partido, la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe -Frente Patriótico (ZANU-PF), cofundada por un Mugabe al que cesó como número uno el pasado domingo, habla ahora del "comienzo de una nueva era y de un mejor país".

Un seguidor de “Cocodrilo” Manangagwa
Un seguidor de “Cocodrilo” Manangagwa espera verlo desfilar por Harare, capital de Zimbabwe (REUTERS/Mike Hutchings)

Pese a esta euforia, el conocido popularmente como Ed (acrónimo de Emmerson Dambudzo, su nombre de pila completo) o "Cocodrilo" (por su modo de atacar a sus adversarios políticos) no entusiasma a todos en el país.

Tras la caída de Mugabe, los medios piden libertad de prensa y las asociaciones de derechos humanos reclaman que se dejen atrás las prácticas represivas que durante años han acompañado al régimen de Zimbabwe.

Por el momento Mnangagwa parece apostar por un enfoque más pragmático pues, en su primer discurso tras regresar de su exilio en Sudáfrica, prometió "crecimiento económico, paz y trabajos" ante los cientos de seguidores que se agolparon ante la sede de la ZANU-PF.

Emmerson Mnangagwa habla ante la
Emmerson Mnangagwa habla ante la multitud que asistió a su jura como presidente (AFP)

El nuevo líder zimbabuense, de 75 años, aseguró también que se ha vuelto "suave como la lana" para desmarcarse de hechos de su carrera política pasada como la llamada operación Gukurahundi, en la que desempeñó un papel clave como ministro de Seguridad, considerada por muchos como un genocidio por haber acabado con las vidas de más de 20.000 miembros de la etnia Ndebele en los años 80.

Las palabras no convencen a organismos como Human Rights Watch (HRW), que exigió hoy que el Ejército revelase el paradero de los detenidos durante las operaciones militares de la semana pasada, entre ellos algunos ministros.

El titular de Finanzas, Ignatius Chombo, continúa bajo arresto, mientras que el de Educación, Jonathan Moyo, parece haber sido liberado tras haber retomado su habitual actividad en su cuenta de Twitter.

Las informaciones de los días posteriores al alzamiento hablaron también de la detención del ministro de Gobierno Local, del número dos de los servicios de inteligencia y del líder de las juventudes de la ZANU-PF.

El momento de la jura
El momento de la jura de Mnangagwa ante un juez (AFP)

En cuanto a los políticos que se mantuvieron del lado de Mugabe hasta el final, su otro vicepresidente, Phelekezela Mphoko, ha evitado regresar de un viaje a Japón y, según el diario local NewsDay, estaría intentando encontrar asilo en Mozambique o en Zambia.

La población de Zimbabwe desconoce, hasta ahora, dónde está Mugabe, qué va a hacer a partir de ahora y qué le impulsó el martes a dimitir después de resistirse hasta el último momento, aunque una cuenta no oficial vinculada a la ZANU-PF se hizo eco de una fotografía del ex presidente junto a varios asesores y a su esposa, Grace, de 52 años, de la que tampoco se sabía nada desde que los militares confinaron a la pareja presidencial en su residencia.

Con información de EFE

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