La policía de Papúa Nueva Guinea empezó a evacuar este jueves, a la fuerza, a los migrantes del controvertido campo australiano de Manus, en el que se habían atrincherado los refugiados desde finales de octubre pese a haber sido clausurado oficialmente por Canberra.
Australia está siendo muy criticada por organizaciones de defensa de los derechos humanos a causa de sus drásticas medidas para frenar la llegada de inmigrantes al país. Canberra envía a los migrantes que intentan llegar por mar a campos de retención situados en terceros países, como el de la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea.
Sin embargo, el Gobierno australiano se vio obligado a cerrar ese centro el 31 de octubre, después de que el Tribunal Supremo papú fallara que era inconstitucional.
Aún así, cientos de migrantes, que denunciaron el estancamiento en el que se hallan desde hace años, rechazaron trasladarse a otro centro de retención y optaron por desafiar a las autoridades locales atrincherándose en el campo.
Tras 23 días, la policía papú entró el jueves en el centro, ordenando a sus ocupantes que subieran en unos autobuses que, en principio, debían llevarlos a otros centros.
Una fotografía difundida por la oenegé australiana GetUp mostraba a la policía llevando fuera del campo al refugiado y periodista iraní Behrouz Boochani, portavoz de los solicitantes de asilo.
"Se lleva por la fuerza a hombres hacia los autobuses, al parecer hacia otros centros", declaró a la AFP Zoe Edwards, portavoz de GetUp, basándose en testimonios recabados entre los migrantes.
"Está en curso, no sabemos cuántos hombres han sido sacados" del campo, agregó.
Otros detenidos mencionaron decenas de personas obligadas a salir, pese a las promesas del comisario de policía papú Gari Baki, que aseguró esta semana que no se emplearía la fuerza.
"La policía, las fuerzas especiales, los escuadrones de la policía están ahí por centenas, se despliegan por todo el campo y en torno a la prisión", había tuiteado anteriormente Behrouz Boochani. "Nos atacan".
"No cederemos"
Australia tiene una política muy dura con los migrantes que tratan de alcanzar sus costas de forma irregular, confinándolos en campos en Manus o en Nauru.
Incluso aunque la solicitud de los refugiados prospere, Canberra solo les ofrece la posibilidad de establecerse en otro país o volver a su país de origen.
El Gobierno asegura que sirve para luchar contra las bandas de traficantes y para disuadir a los migrantes de embarcarse en la peligrosa travesía hacia sus orillas.
"Creen que pueden presionar al Gobierno australiano para que los deje venir a Australia. Pues no cederemos a las presiones", declaró ante los periodistas en Canberra el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull.
Por su parte, el ministro australiano de Inmigración, Peter Dutton, confirmó que se estaba llevando a cabo una operación en Manus. "Creo que es escandaloso que continúe habiendo gente allí", declaró.
A causa del cierre del campo de Manus, se instó a los 600 migrantes que lo ocupaban a trasladarse a otros tres centros de "transición", lo que aceptaron hacer unos 200 refugiados.
Pero el resto se negó a irse, rechazando "pasar de una prisión a otra" y se atrincherándose allí, aunque se cortó el agua y la electricidad.
(Con información de AFP)
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