Los Estados Unidos comenzaron esta semana a bombardear fábricas de heroína y otros puntos de infraestructura ligados al narcotráfico en la provincia de Helmand, controlada, en gran parte, por los talibanes.
Los ataques se realizaron en conjunto con el ejército afgano e incluyeron el despliegue de cazas furtivos F-22 Raptor, bombarderos estratégicos B-52, así como piezas de artillería y lanzamisiles.
En Helmand, una provincia al sur con fuerte presencia de talibanes, se concentra el 44% de la superficie en la que se cultivan las amapolas, de las que se extrae el opio y su derivado más famoso, la heroína.
El país produce el 85% de la heroína consumida en el mundo, y el grupo extremista islámico obtiene unos 200 millones de dólares al año por esta actividad, su principal fuente de financiación. La producción viene en aumento, según reportó un informe de la ONU.
Un video publicado por el Comando Central de los Estados Unidos en Afganistán muestra un bombardeo aéreo sobre una "fábrica" de opio en Helmand.
Mientras que otra filmación diseminada en las redes sociales muestra un cohete, lanzado por una batería M142 HIMARS, que cae sobre un presunto complejo de pesaje, empaquetado y almacenamiento de opio en el país, y lo destruye.
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