Las elecciones alemanas celebradas el 24 de septiembre ratificaron a Angela Merkel como la líder política más importante del país y abrieron las puertas del Parlamento (Bundestag) a la ultraderecha, dos efectos esperados en las semanas previas.
Pero también destruyeron la coalición gobernante entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Socialdemocracia (SPD), lanzando a la primera economía europea a la incertidumbre a la hora de formar un nuevo gobierno.
En ese momento se creyó que la CDU de Merkel lograría componer otra coalición (la "Jamaica", por sus colores) con los liberales (FDP) y los verdes (Grüne) y lanzar a la Canciller a su cuarto mandato consecutivo.
Pero esa posibilidad fracasó el domingo tras cinco semanas de negociaciones infructíferas en las que las tres fuerzas no lograron acordar en cuestiones de inmigración o estrategias contrae el cambio climático. "Es mejor no gobernar que gobernar mal", dijo Christian Lindner, líder del FDP, ante las cámaras de televisión de Alemania.
Ahora el país se enfrenta a un período de incertidumbre inusual que presenta dos opciones, ninguna de las cuales asegura mantener la estabilidad del gobierno de Merkel comenzado en 2005.
La primera opción es descartar la formación de una coalición y avanzar sobre un gobierno en minoría de la CDU. De esta manera la canciller sería elegida en el Bundestag para su cuarto mandato con el apoyo de FDP, los verdes e incluso el SDP con el fin de evitar un bloqueo, pero no contará con una mayoría propia y deberá negociar arduamente con cada partido para aprobar cada ley, generando una mayor inestabilidad de la acostumbrada en los 12 años de gobierno de Merkel hasta el momento.
La segunda opción podría ser aún peor en términos de estabilidad, e implica llamar a nuevas elecciones con la expectativa de mejorar el relativamente bajo desempeño de la CDU (la fuerza más votada pero con una pérdida importante con respecto a la elección anterior).
Pero según la cadena alemana Deutsche Welle, esta posibilidad será evitada a toda costa por Merkel ya que presenta el riesgo de que la ultraderecha (AfD) mejore aún más su sorprendente actuación de septiembre (logró el tercer lugar) y sume más parlamentarios.
Además, volver a las urnas podría tener el efecto contrario para la CDU y en especial para su filial bávara CSU, que perdieron apoyos en los últimos comicios.
Pero la decisión final dependerá del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, quien puede aceptar un gobierno en minoría de Merkel, aún si no alcanza la mayoría de los votos, o disolver el Bundestag y convocar elecciones.
Al respecto Steinmeier llamó el lunes a los partidos a tener "un compromiso" para terminar con la crisis y gobernar el país, dando un guiño a la posibilidad de evitar los comicios.
El interés de Francia
"No está en el interés de Francia que aumente la tensión" en Alemania, señaló por su parte el presidente galo Emmanuel Macron.
"Deseamos, para Alemania y para Europa, que nuestro principal socio sea estable y fuerte, para avanzar juntos", señaló el jefe de Estado según la agencia AFP, cuyo rol en Europa podría verse afectado si su vecino entra en una era de incertidumbre.
Macron habló con Merkel en la noche del domingo y lamentó el fracaso de las negociaciones para formar coalición. "Esto sólo refuerza la necesidad de que Francia proponga, tome iniciativas, trabaje en un proyecto europeo ambicioso que implementaremos con nuestro socio alemán", agregó.
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